Tori once again.
Cuarto Para Las Doce.
Te extraño, en el calor fugitivo y el abrazo gélido de las dos de la mañana. También al cuarto para las doce, y a las once en punto.
Te extraño en las voces, y en los acordes que ahora acuchillan. Y lo hago también en los silencios de todo el día. En la resequedad de mis labios, en la canela y el tabaco.
Y te extraño con la lástima y la resignación de quien no es necesario; con el callado fatalismo estúpido de ser el único que nos recuerda.
Añoro la contundencia sólida de tu peso y tus medidas. El veneno suave de tu saliva. Te extraño, en cada una de mis sonrisas estúpidas; en donde no eres y no estás. En tu risa sincera y maliciosa como burbujas de iridiscentes notas.
Y lo hago a pesar de las fotografías; y los lapsos de memoria útil; y la voluntad inevitable de dejarte ir porque ya te has ido.
Porque al extrañarte, también recuerdo como conjugas "querer", tan diferente a mí. Entonces, dejo de extrañarte hasta la próxima vez que vuelvo a hacerlo.
Sintiendo cada vez que la memoria se hace más real que tú.