viernes, 14 de diciembre de 2018

Cuarto Para Las Doce. Al extrañarte.

"...I tell you there's pieces of me you've never seen..."
Tori once again.

Cuarto Para Las Doce.

    Te extraño, en el calor fugitivo y el abrazo gélido de las dos de la mañana. También al cuarto para las doce, y a las once en punto.

    Te extraño en las voces, y en los acordes que ahora acuchillan. Y lo hago también en los silencios de todo el día. En la resequedad de mis labios, en la canela y el tabaco.

    Y te extraño con la lástima y la resignación de quien no es necesario; con el callado fatalismo estúpido de ser el único que nos recuerda.

    Añoro la contundencia sólida de tu peso y tus medidas. El veneno suave de tu saliva. Te extraño, en cada una de mis sonrisas estúpidas; en donde no eres y no estás. En tu risa sincera y maliciosa como burbujas de iridiscentes notas.

    Y lo hago a pesar de las fotografías; y los lapsos de memoria útil; y la voluntad inevitable de dejarte ir porque ya te has ido.

    Porque al extrañarte, también recuerdo como conjugas "querer", tan diferente a mí. Entonces, dejo de extrañarte hasta la próxima vez que vuelvo a hacerlo.

    Sintiendo cada vez que la memoria se hace más real que tú.




Photo by Roberta Sorge on Unsplash

viernes, 7 de diciembre de 2018

Invierno Temprano. Esta noche es tuya.


"...I tell you that I'll always want you near.
You say that things change, my dear".
Tori, in winter.

Invierno Temprano.

    Me dejo caer en la tristeza porque es la única forma que queda de sentirte. Mañana el sol de este Invierno temprano reemplazará la fosforescencia de tu recuerdo.

    Esta noche empero, sentiré el vacío de tus dudas; el frío que siempre llevas a la mano. Qué poco duran los sueños que sí quieres soñar.

    Que vengan entonces las canciones que ahora son los sitios futuros que no visitaremos; mientras ruego por dos o tres lágrimas que honren la gravedad. No llegan.

    Apuro el inútil trago de añorar tu cuerpo. Me permito dejar entrar a esa culpa que no me pertenece. Me flagelo sádica y suavemente con el hambre de ti.

     A estas alturas, imaginarte es tan infructuoso como creer que alguna vez sentiste más que curiosidad, o que aun queda traza de mí en tu interior. Los dos sabemos la verdad.

    Veo tus palabras y sé, e ignoro cuánto realmente ignoras. Miro atrás, y veo cuán eterna serás. Pero odiando que hayamos sido fuegos fatuos. Debí dejarte arder hasta consumirte, debiste avivar mi llama con aliento y paciencia.

    Por tanto, hoy te gozo y te sufro en las cicatrices que dejaste. Esta noche es tuya. Mañana, el frío de este Invierno temprano nos cauterizará, uno del otro.





Photo by Imani Clovis on Unsplash