jueves, 24 de enero de 2019

Cuarenta y siete. Escuchando una voz furtiva.

Cuarenta y siete.

    Si tomamos en cuenta que las cosas pueden cambiar de un día para el otro, ¿tiene caso realmente asombrarse del potencial de trescientos sesenta y cinco días continuos? Tengo que ser honesto, para variar, y decir que "no lo sé".
    Es muy común que en estos dieciocho o veinte días, entre el Cumpleaños del Calendario y El-Del-Que-Escribe, el ánimo derrape hacia la reflexión. Y quizá "derrapar" sea un verbo muy apropiado, porque amenaza siempre con hacer el curso de las cosas un tanto perdedizo. Como sea, son veinte días en que no soy yo del todo, aunque tal vez, en realidad soy más yo que nunca. Aquellos para los que "soledad" no es necesariamente uno de los apodos del Coco, somos así regularmente, qué se le va a hacer. "Egoísmo" tampoco equivale a soltar un taco para nosotros.
    Pero sucede que, como se dice, a tres años del tostón; y en momentos de especial vulnerabilidad -esa sí es una majadería, a pesar de esos momentos de guácala-qué-rico-, es inevitable hacer inventario. Y siempre se me han dado mal los inventarios, las matemáticas y las estadísticas. Hacer un balance de pérdidas y ganancias casi nunca sale bien, porque lo que la Vida/Karma/Causalidad/Azar, -o como se llame a sí misma esta semana-, te da y te quita, es exhasperantemente subjetivo, ¿me equivoco?
    En algún lugar leí eso de "no mirar atrás si quieres volver". Pero también, a veces es bueno suspender los pasos y volver la cabeza, apreciar la distancia recorrida y despedirse de lo que, o quienes, ya no estarán ahí. Llorar lo perdido y amar lo que conservas más que nunca. En lo personal, yo no puedo evitar hacerlo, con cada año más que consigo, que es a la vez otro menos que viviré.
    Y es que pasan una o dos cosas con el Tiempo, al parecer, mientras envejeces; el toma y daca parece más rápido, ¿no es cierto? Los familiares se van, los amigos cambian de lugar y de forma de ser. Pierdes las ilusiones de toda una vida y encuentras un alma nueva que explorar, y por qué no, quizá tratar de enamorarte aunque te cueste la cordura. Reniegas de aquello que tanto celaste, sea tu razón o tu amor propio, o el eco de tu casa medio vacía que tanto amaste.
    Y todo eso va y viene en las olas de los días, trescientas sesenta y cinco veces.
    Y quizá, en esas noches interminables en que desearías que el calor de las mantas fuera más compartido, te desvelas medio escuchando un murmullo, una voz furtiva que dice que el Tiempo está goteando cada vez más rápido, o que tus huesos y músculos ya no reaccionan igual que antes, no digamos el corazón.





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viernes, 11 de enero de 2019

Perorata a destiempo. Atento Aviso.


¡Hola!

    Dicen que, "explicación no pedida, culpabilidad aceptada". Bueno, no sé si sea el caso, pero ante la evidente -o no-, interrupción del flujo de palabras en este blog, más o menos siento necesidad de decir algo.

    Primero, que agradezco infinitamente a quienes se toman el tiempo para leer mis desvaríos, consciente como estoy de que, me permito insistir, no escribo mucho sobre conejitos y arcoiris(es)(es). Lo cierto es que últimamente mi estado emocional ha sido una montaña rusa, de una clase que no termina en una sola vuelta. Me temo que eso tuvo un precio, y fue el de cansarme de recurrir al mismo tema.

    Así que tras un descanso, he optado por variar un poco el contenido de este blog, sin descartar que en algún momento ceda a las tentaciones, de lo cual siempre tengo muchas ganas aunque mi obstinada naturaleza me impida saltar antes de ver. Siéntanse libres de interpretar esto en cuantos sentidos les parezca mejor.

    El propósito original de estas "páginas" fue re-aprender a escribir después de años de sequía, y de sentir que no tenía nada más qué decir. Siguiendo las enseñanzas y el credo de una autora muy querida, "Escribe, escribe sobre lo que sea y como sea" se convirtió en la consigna. Así que eso hice.

    En un principio traté de abarcar lo más posible en cuanto a temas y formatos de textos, pero la forma en que se me da el proceso creativo es inconstante y dependiente de mi estado de ánimo y otras cosas (hasta la música que escucho en el momento), aunado a la consabida necesidad de atender el "trabajo de día", que si bien no quita la inspiración, si limita el tiempo libre (que es cuando escribo), y este a veces escasea. Por eso la publicación es semanal, para poder dedicarle su momento al proceso, en este caso, de presentar el "trabajo". Sin embargo, sin disciplina hasta los buenos muchachos resbalamos, y en ocasiones tuve que improvisar o recurrir a lugares y situaciones comunes, y siento que la calidad se volvió irregular, y por tanto el interés que pudiera despertar -que en realidad es el nombre formal que designa el hecho de que ustedes se aburran o no con esta perorata, y por cierto...-.

    En fin, no se trata de aburrir con pretextos. La idea es avisar que, tanto el Chucho como un servidor seguimos por aquí -como si pudiéramos evitarlo y dejara de ser un placer-, y que hay algunos cambios planeados, siempre con el afán de hacer esto interesante y disfrutable para quienes me hacen el favor de leerlo; sin hacer muchas promesas para no quedar mal (o, demasiado en todo caso, mi patológica necesidad de aceptación pide su parte). Nuevamente, gracias por su atención, y en el caso, por prestarme hasta su propio espacio para compartir mis necias ideas y la descarada exhibición de mis entrañas. Gracias, Pajarita.

    Entonces, dirían las Abuelas, a darle, que es Mole de Olla.




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