sábado, 20 de abril de 2019

Ojos de Madera. El monstruo alegre que era.

"...pero hoy ya no soy yo...".
Gustavo y Daniel.

Ojos de Madera.

    Miro atento, en caso de que el espejo me muestre de nuevo el que fui. Me he perdido tanto y en tantos lugares; me espero en el reflejo de todos los días, ansioso de volverme a ver.

    ¿Cuándo me volví este otro? ¿Hace cuánto se decoloraron realmente mis iris; cuándo se instaló este cansancio en mi cara? Perdí el momento en que mi ceño cayó; perdidos los días entre todo lo demás perdido.Y entonces espero mi regreso.

    Y vigilo atento, por el retorno de la sonrisa torcida pero más honesta; por la luz atenuada en los vitrales de mis ojos y las marcas de los amores idos que me enseñaron a llorar por amor.

    Los rasgos son los mismos, y la asimetría sigue siendo la misma, pero no soy yo el que veo, no completo; no todo el que fui. Algo falta. Como si una especie de luz hubiera conseguido escapar al hoyo negro de la pupila.

    Falta una chispa o una esperanza; falta algo que tenía; o di, u olvidé, o se llevaron de mí. Quizá los posibles ecos futuros de algo que casi fue.

    Como sea, tarda en llegar, ya demasiado.

    Y es tal vez otra lección que aprendí, o un recuerdo sobre los labios; o palabras que no fueron suficientes, o que no volvieron a mí.

    Como sea, no lo encuentro ahí. No soy yo quien me mira; no soy nadie que reconozca.

    Así que miro atento mi reflejo, esperando saludarme de nuevo y verme con la misma poca gracia; con la ternura siempre oculta; con el cinismo pendiente de las comisuras; con la tristeza cristalizada colgando de las pestañas.

    Ser los ojos fríos de madera, deflectores, indemnes. La nariz roja de tanto apuntar al suelo. Los labios insensibles, vedados al beso. El monstruo alegre que era, antes de esta bestia triste y malherida.

    ¿En dónde estoy, como era antes?







Photo by Nick Coleman on Unsplash

domingo, 14 de abril de 2019

Hebras de Luz. Soñé contigo.

"Say nighty-night and kiss me,
Just hold me tight and tell me you'll miss me,
While I'm alone and blue as can be;
Dream a little dream of me".
Ella.

Hebras de Luz.

Tuve una vez un sueño, y en ese sueño vivía dos veces. Dos vidas, dos sueños.

Una vida era el groove; el thumb, el twang, el doom del corazón bombeando, y el crash-boom-bang; vivía el sueño con los dedos sensibles y el pecho lleno de sonidos. Un viaje constante por los minutos de la magia: los encantamientos del Ritmo y la Melodía. Vivía el sueño listo para vivirlo más y soñar sin parar, salvo para otra cerveza y y otro cigarro y por qué no, quizá incluso conseguir un aplauso de verdad.

Entonces tuve otro sueño; uno que nunca osé soñar, salvo en la ausencia de luz; en las manchas negras de mis ojos.

Soñé contigo y tu nombre de sueño; y el sueño de tu boca; y el sueño de tu cuerpo. Y de ese sueño como hilos de tela de araña hice más; fantasías de plata, hebras de luz minúscula.

Soñé que bebería de tu aliento mientras pudiera respirar.

Soñé tu piel fosforescente a la luz de la Luna.

Soñé tu canción en mi oído y tu mano sanando el dolor de no haber soñado contigo antes por el mundo en vigilia.

Un día, en la manera en que todos los sueños acaban, el sueño no fue más.

Desperté y fue como un despertar exactamente: dejé de vivir en la ensoñación, y los sueños fueron sólo recuerdos.

Hoy leo sobre los sueños, buscando al Rey de los Cuentos para pedirle un sueño más. Y sé que quiero soñar contigo.

Pero El Señor Sueño es caprichoso y extraño; llamas bailan en su manto y sus ojos brillan como estrellas. No sé qué sueños darán sus arenas. Mas cualquiera bastará, y si estás aun en algún sueño que sueñe, entonces...

Tal vez pueda sonreír en sueños, por haberte encontrado otra vez.






Photo by Jaime Handley on Unsplash