"Plans that either come to naught
or half a page of scribbled lines..."
Pink Floyd. Time.
Cincuenta y Tres. El Tiempo y su Patín.
El Tiempo no está hoy para contar, si hay, pérdidas o ausencias. Sí se sintió sin embargo, como El Año que este Me Alcanzó.
Comenzó con fuego, con rabia; con una bofetada a mi falsa seguridad. Algún desconocido pateó mi brújula y me mandó a lugares donde ya no debería estar.
En el Mundo Real, no hay "Protocolos Fénix": las cosas arden y eso es todo. Las cenizas se esfuman. Al Tiempo le vale madre; toma sus cosas y se va. Allá tú si te quedas.
Aun así, pasan cosas, vas a lugares, conoces gente.
Y la Música... esa Balsa-Para-Todo-Naufragio, llega y te acomoda las ideas, y apacigua las comadrejas que roen por dentro. Incluso con el corazón en la picota.
A veces engañas al Tramposo Padre Tiempo, en ocasiones hasta frustras sus guadañazos. Pero claro, él puede esperar, porque Es Él y eso hace. Toma su patín y te mira de hito en hito, "¿cómo vas, todo bien?". No hay remedio.
Sin embargo la Adultez (porque la Madurez sigue descartada), permanece un misterio, terra ignota. Me pregunto si esta crónica "gen-equisicidad" seguirá por siempre; si acaso algún día adquiriré tintes de normalidad o si soy un caso perdido. ¡Mejor no preguntar!
Pero bajo la sonrisa descarapelándose, sí se insinúa la escasa certeza de mi caducidad. El calendario empequeñece frente a los pendientes, los deseos, las sedes (en plural, sí señor) y las hambres, las ganas paliadas. Es un seguir mirando al horizonte, buscando islas nuevas; y de reojo espiar nervioso, listo para achicar. La vista más mermada, los dientes más sensibles, el pelo más ralo y delgado; tonos de gris infinitos y topografía facial.
No hay DeLorean que valga en esta película. Pero igual, a donde vamos no necesitamos caminos, ¿no es cierto?