viernes, 29 de abril de 2016

Breve regresión a días insólitamente mejores.

Un día.

Un día me volví loco
y guardé tu silencio entre mis manos,
y me senté rebelde a verte sonreír
queriendo matar el amor sin conseguirlo.
La noche de ese día lloré
a sabiendas que mañana no habría nada,
y devoré las horas rencoroso
mirando las manos que querían tenerte.
Dos días antes extravié tus ojos,
me negué tres veces y olvidé
que empeñé el último trozo de mi alma
en tu sonrisa.


Pentagrama.

Porque a veces buscas en los ángeles
lo que quieres ver en las mujeres;
porque a veces lo correcto
es escoger un átomo al azar,
una célula de las muchas que hay en ti,
y simplemente destruír es verbo y carne.
Porque quieres y no alcanzas,
y vida y cordura y amor y todo sustantivo
se vuelven mercurio de un gotero,
y sientes tu cerebro calibre .22
y quieres disparar a todo con los ojos:
bang-bang, my baby shot me down.
Porque la miras irse y los ves reírse,
y pintas un mundo esquizoideal,
donde tus torpes manos crean cielos
y arboles de miel/limón y muertes dulces,
y héroes tristes fumando inflexibles
junto a tanques de gas.
Porque ves la salvación y la dejas pasar,
ves la redención y te preguntas
qué tan bien arderá tu alma en el Infierno.
Porque no tienes remedio ni cura,
porque vivir y amar son tu paliativo, tu morfina,
porque la soledad es tu pentagrama, tu mordida,
tu maldición de elección.



Cuarenta y dos

Dios bendiga estos cuatro muros
y estos cuarenta y dos años,
y guarde la torpeza de mis manos,
el hambre de mis ojos y la de mi boca.

Dios, bendice este vacío
creciendo entre mis brazos
y el ritmo de mi corazón
latiendo para nadie más que ella.



Quiero ver en tus ojos
el fin de todo dolor,
la cura de la fiebre y la locura
y el eco de una casa vacía.

Quiero la vida que rezuma
de tus labios como néctar,
quiero quemar tus hombros desnudos
con mis manos como brasas.

Quiero sostener tu equilibrio,
recibir la lluvia en mi espalda
y quemarme en tu lugar,
y besar tus heridas hasta que no duelan.

Quiero ser tu casa,
tu prado y tu cueva;
quiero ser tu credo
y tu creyente muerto en el martirio.

Quiero amarte en los eones,
en las galaxias invisibles,
en cada mueble y rincón,
en la euforia y en la furia.



sábado, 23 de abril de 2016

Control de Daños. Una cronica.

    Cuando escribi "road trip" no supe que tan profetico estaba siendo. Porque la idea es que tanto real como metaforicamente, lo que importa, lo que muta las cosas de "antes" a "despues" es el camino y no, supuestamente, el destino. Pero ¿cuantas veces nos damos cuenta que el pretendido fin -o mitad, porque el regreso deberia contar tambien-, es igualmente parte del viaje? Porque aqui -alla-, en la Tierra de los Desesperadamente Felices, pasaron tantas cosas, tan buenas como tan malas...
    Hubo castillos derrumbados, hubo corazones rotos, pieles, enojos, placeres. Pero aun mas importante, la decepcion dio un golpe mas, y en todo caso movio -¿subio, bajo... quien podria saberlo?- a un hombre maltrecho e incompleto un peldaño mas en su egoismo, por necesidad, por pura supervivencia. Algo de ese hombre dañado murio un poco ayer. Pero disculpen, es de mala educacion hablar de uno mismo en tercera persona. Y si a alguien acaso le importa, igualmente no hay nada que hacer.
    Es natural esto, sin embargo y segun mi experiencia, en estas ciudades que me encanta visitar pero donde no podria vivir. Tienen una manera de extraer o conjurar lo mejor y lo peor de ti, y casi seguramente lo haran, si vas con la actitud adecuada. Que no es necesariamente la mejor.
    La mañana de resaca trae aun un poco de paz. Salsa, sol, ron, agua. Quince minutos o media hora de paz en serio, de un ambiguo bienestar. Las memorias de anoche, eventos ajenos sin conciencia ni remordimiento. Sin culpa alguna, incluso cuando paso a ser protagonista. Una enfermera hermosa en su imperfeccion pone un parche donde suele doler, donde acaso comience a sanar. Y si, sin culpa, pero al final de esa noche los ojos se cierran y un sollozo mediocre queda trabado, las sensaciones permanecen un segundo, un milenio mas, y duelen. Duelen deliciosas.
    Pero hoy todo eso ya es memoria, documentos mentales que regresaran ya haya voluntad de ello o no, sea necesario o no. El dia pasa hirviendo al sol, la noche comienza a oler -por fin!- a rocanrol y las mujeres van cobrando formas mas y mas sensoriales, y mas misteriosas -¿si cabe?-. En la madrugada salvaje y grosera la piel vuelve a ser estrella, y mi presencia opaca aun mas la de los animales que abrevan donde bellas gacelas pastan. Esta vez ninguna se aproxima, porque no estoy ahi para eso, ni nada mas en realidad. Leo devasta a cada minima prenda que se quita y su belleza casi imposible una flor entre todo ese lodo; Ginger se vuelve la Caperucita Negra y el Lobo aulla lastimero al dejarla atras, comprobando efectivamente que los dulces sueños estan hechos de esto, quien soy yo para disentir... No lo parece, pero es hora de comenzar a volver, y llevar al mundo real el virus que he contraido.            Con el ultimo par de bofetadas que me propina el whiskey me doy cuenta que la melancolia de ayer no era mas que el luto disimulado por las partes de mi que vinieron -fueron- a morir en este Wonderland carnal, alcoholico, histerico. Para eso, parece afirmarse, es el pecado.
    El sol vuelve para quemar las evidencias y el viaje comienza a acabar. Se llora lo que fue y lo que no, y tambien lo que pudo ser. Se hacen promesas, se ofrecen conclusiones, empieza la curacion. Quiza un dia este completo y me sienta tan vivo. Quiza algun dia lo soñado coincida con lo necesario. Quiza -solamente quiza- de todos los tugurios en el mundo ella entre en el mio. Hasta entonces negare la redencion.


Odalisca.
    Que suave es tu piel bajo mi mano aspera y que solida la indiferencia tras tus ojos. Que mullida tu cintura, y Santa Madre de las Hetairas, tu olor. Tu olor, frutal y carnal al mismo tiempo, asi es como deben oler las droseras. Y el contacto de tu turgencia, la presion de tu consistencia, de tu densidad magnificamente sensual. A ratos mi cerebro se quema con visiones de triangulos fosforescentes, de redondeces que se antojan lovecraftianas; desciendes sobre mi y me pones en el Tartaro. De repente tu mano presiona, acaricia, pellizca con suave firmeza, y yo enloquezco discretamente. Una hora despues seras agridulce, bendecida y abstracta a la vez. Recuerdos sensoriales sin un nombre. Y la sed, Santa Madre de las Huries, la sed...


viernes, 8 de abril de 2016

Más, Directo del Cuaderno...

El Carrusel Imperfecto.

    Aspiro a cabalgar el Engrane Misterioso con la más sincera, si no la mejor de las sonrisas. Por hoy al menos me queda claro que el esquema es circular, que nada termina realmente, que no es el Azar el auténtico motor sino que la máquina está embrujada por la Probabilidad.
    Desearía de todo corazón no tener que reparar el mecanismo, que mis elipses fueran elegantes y mis círculos infalibles. Este es, sin embargo, un carrusel imperfecto y acaso eso sea bueno; quizá lo mejor sea vernos pasar sonriendo y pidiendo un giro más rápido.
    Lo que sí te puedo prometer es quererte cuando las órbitas nos acerquen, extrañarte durante los afelios. El resto depende de cómo calcules los diámetros.

"I'm breaking through, I'm bending spoons, I'm keeping flowers in full bloom. I´m looking for answers from the Great Beyond". (R.E.M., The Great Beyond).




Toda la luz del mundo.

Vuelvo a abrir los ojos,
y el tiempo ya acaricia su campana.
El lugar donde parecía estar mi alma
comienza a vaciarse de nuevo.
Te vas otra vez,
con tu pequeña sonrisa
y ese lunar que absorbe
toda la luz del mundo.
Queda por resolver
cómo haré para ver sin ti.