Un día.
Un día me volví loco
y guardé tu silencio entre mis manos,
y me senté rebelde a verte sonreír
queriendo matar el amor sin conseguirlo.
y me senté rebelde a verte sonreír
queriendo matar el amor sin conseguirlo.
La noche de ese día lloré
a sabiendas que mañana no habría nada,
y devoré las horas rencoroso
mirando las manos que querían tenerte.
a sabiendas que mañana no habría nada,
y devoré las horas rencoroso
mirando las manos que querían tenerte.
Dos días antes extravié tus ojos,
me negué tres veces y olvidé
que empeñé el último trozo de mi alma
en tu sonrisa.
me negué tres veces y olvidé
que empeñé el último trozo de mi alma
en tu sonrisa.
Porque a veces buscas en los ángeles
lo que quieres ver en las mujeres;
porque a veces lo correcto
es escoger un átomo al azar,
una célula de las muchas que hay en ti,
y simplemente destruír es verbo y carne.
lo que quieres ver en las mujeres;
porque a veces lo correcto
es escoger un átomo al azar,
una célula de las muchas que hay en ti,
y simplemente destruír es verbo y carne.
Porque quieres y no alcanzas,
y vida y cordura y amor y todo sustantivo
se vuelven mercurio de un gotero,
y sientes tu cerebro calibre .22
y quieres disparar a todo con los ojos:
bang-bang, my baby shot me down.
y vida y cordura y amor y todo sustantivo
se vuelven mercurio de un gotero,
y sientes tu cerebro calibre .22
y quieres disparar a todo con los ojos:
bang-bang, my baby shot me down.
Porque la miras irse y los ves reírse,
y pintas un mundo esquizoideal,
donde tus torpes manos crean cielos
y arboles de miel/limón y muertes dulces,
y héroes tristes fumando inflexibles
junto a tanques de gas.
y pintas un mundo esquizoideal,
donde tus torpes manos crean cielos
y arboles de miel/limón y muertes dulces,
y héroes tristes fumando inflexibles
junto a tanques de gas.
Porque ves la salvación y la dejas pasar,
ves la redención y te preguntas
qué tan bien arderá tu alma en el Infierno.
Porque no tienes remedio ni cura,
porque vivir y amar son tu paliativo, tu morfina,
porque la soledad es tu pentagrama, tu mordida,
tu maldición de elección.
ves la redención y te preguntas
qué tan bien arderá tu alma en el Infierno.
Porque no tienes remedio ni cura,
porque vivir y amar son tu paliativo, tu morfina,
porque la soledad es tu pentagrama, tu mordida,
tu maldición de elección.
Dios bendiga estos cuatro muros
y estos cuarenta y dos años,
y guarde la torpeza de mis manos,
el hambre de mis ojos y la de mi boca.
y estos cuarenta y dos años,
y guarde la torpeza de mis manos,
el hambre de mis ojos y la de mi boca.
Dios, bendice este vacío
creciendo entre mis brazos
y el ritmo de mi corazón
latiendo para nadie más que ella.
creciendo entre mis brazos
y el ritmo de mi corazón
latiendo para nadie más que ella.
Quiero ver en tus ojos
el fin de todo dolor,
la cura de la fiebre y la locura
y el eco de una casa vacía.
Quiero la vida que rezuma
de tus labios como néctar,
quiero quemar tus hombros desnudos
con mis manos como brasas.
Quiero sostener tu equilibrio,
recibir la lluvia en mi espalda
y quemarme en tu lugar,
y besar tus heridas hasta que no duelan.
Quiero ser tu casa,
tu prado y tu cueva;
quiero ser tu credo
y tu creyente muerto en el martirio.
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