sábado, 4 de mayo de 2019

El Mapa. Porque eres tú.

El Mapa.

    No me disculparé por recordarte. Aunque cambies las historias nuestras por cuentos nuevos, a pesar de que ocultes todos tus faros de mi llovizna. Lo que me diste es mío para siempre; aun tanto más guardes lo tuyo en una caja de amnesia y la tapes con orgullo.

    Que yo te piense inolvidable, Cariño, es sólo mitad obra tuya. Me apena decirte, no puedes obligarme a extraviar tu recuerdo; porfía cuanto quieras. Hazme marca de agua; redúceme al tamaño de un suspiro, a la consistencia de un sueño. Haz de mi nombre un adjetivo, un desgastado sustantivo, un epíteto para 'decepción'. La verdad es que no puedes contra los surcos de mi cerebro.

    Si ser el fantasma en mi máquina te enorgullece, adelante; aparece entre diales y botones; susurra mi nombre en clicks y zumbidos; tritura mi corazón entre los engranes. Ahora pensarte es todo lo que anima mi carcasa.

     Conozco el calibre de mi falta: fui avaro con las palabras. Pero callé para no reprochar el hielo seco en las tuyas. Tú disolviste mi torpe cariño en corrientes de río; te hiciste transparente; guardaste mi voz en una caja y la extraviaste. Yo me clavé las garras de mi propio orgullo y las lamí; tú montaste a lomos del tuyo y te fuiste de noche.

    Así que no me voy a disculpar por hacer un altar con cada pixel que pude guardar; porque eres tú quien sonríe, eres tú quien desplaza el aire con tu cuerpo; porque es tu nombre el que me pincha las venas y me droga; porque es tu voz la que precede al sueño y tu beso el que me despierta.

    Conozco el mapa de Amar En Vano, cada rincón y relieve.

    Puedo vivir ahí, para siempre si es preciso.




Photo by John Baker on Unsplash

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