viernes, 15 de mayo de 2020

Refuerzo Intermitente. Veintiún días.

"You trick your lovers
That you're wicked and divine
You may be a sinner
But your innocence is mine".
Muse, "Undisclosed Desires".



Refuerzo Intermitente.


Veintiún días de sonrisa  o de palabras buenas, de una voz que lava la sangre en el corazón.

Veintiuno, de regalo de tiempo detenido cuyas horas pasan sin pesar un gramo. Comida, o bebida, o risas intercaladas. Música eterna.

Veintiuno, de sueños color verde ocultos en pupilas cafés; riveteados de gris mañana, de gris ayer, de negro nunca.

Veintiún razones para guardar tu nombre en un cofre, con candados, con cadenas; y aun encontrarlo escapista, insinuado en las nubes y susurrado por el viento de las noches.

Noches, también veintiuna, de cerrar los ojos sin sueño y desear una cama menos amplia, menos vacía.

Veintiún analgésicos, como una sobredosis gradual.

Veintiún pasos sobre la cuerda de hilo de araña.

Veintiuno siempre por veintiún parasiempres.

Veintiún refuerzos intermitentes cayendo en cascada desde tu orgullo, herido por la esfinge del mío.

Veintiún caricias ocultas tras cada despedida.

Y siete días de silencios, de vacío en los ojos y en el pecho, de dudas cargadas en la espalda; siete pecados capitales como vivir jugando tennis con granadas de mano.

No podría amarte veintiún veces más.

Mas tampoco puedo contra esos siete enanos asesinos.




Photo by Jon Tyson on Unsplash

Recompensa (Harrie). Pequeña masa de amor extraño.

"I wish I could be as carefree and wild
but I got cat class and I got cat style".
Setzer and The Cats, strutting...


Recompensa (Harrie).

Pequeña masa de amor extraño; princesa mínima y caprichosa de ojos de luciérnagas.

Patrullas nuestro pedazo del mundo con pasos como dedos en un piano invisible. Para ti todo es nuevo, todo es desechable. Todo es tuyo. Especialmente Yo, y mis cosas también.

De ti podría aprender como ser indiferente a lo prohibido; como hacer mío al mundo para tocarlo o destruírlo.

"Quiero" es tu credo, y lo confiesas en sencillez atómica. Nunca aprendiste -o no quisiste hacerlo-, a decir "miau" con todas sus letras. Sólo pides con voz de juguete, a menos que gruñas en la euforia de la carrera y el salto, imparable sombra con la insólita gracia de desplazar tanto aire como tu ansia persecutoria lo exija.

Mimosa cuando quieres, toda cuchillos y navajas en miniatura cuando la caricia no te basta. Pequeño motor que conforta cuando consigues lo que quieres y mereces.

Por ti solamente creería en el destino si alguien me dijera que es tu origen. Nos salvamos uno al otro y eso basta, ¿no crees? Yo te alejé del hambre y el frío, los monstruos canes y los autos asesinos. Tú me diste un pretexto para ser un poco esclavo y un poco padre. Todos los días son hoy contigo; y cada travesura, cada pequeña destrucción, rasguño y mordida se borran en el roce de tu lengua rasposa, en la suave zarpa en la mejilla, en el ronroneo satisfecho cuando el mundo me suelta de regreso en casa. No hay mejor fatua recompensa en el mundo que tus ojos entrecerrados; no hay más certeza de paz que tu pose de esfinge; ni hay más elegancia que tu silueta erguida o el lánguido vaivén de tu cola serpenteante.




martes, 25 de febrero de 2020

Medio Cuaderno, 2.0. Malvaviscos.

"Can't you see
We're to be this time?
Simple pages on my mind".
=w=.


Medio Cuaderno, 2.0


Ciento cincuenta hojas caídas de un árbol de invierno. Trescientos intentos de no ahogarme, sin tierra visible bajo luz de luna.

Centena y media de plegarias sin destinatario, como palomas mensajeras ciegas.

O también, trescientas conversaciones entre todas las caras de un dado girando; voces a discreción, a mansalva o a ráfagas como risas de supervillano.

Mil y un millón de bromas que se gasta el cerebro a costa de órganos infinitamente más estúpidos.

A falta de un veredicto, sigue siendo vicio; solicitud de ayuda por triplicado, desafío y bravata; rodar para exponer el vientre y esputo en la cara de la vida. Sísifo estaría orgulloso.

Pero hay tantas cosas sobre las que no escribiré. Mejor obviarlas, porque nadie las necesita y nadie las quiere.

Tengo café, y tengo cigarrillos. Y tengo malvaviscos cubiertos de chocolate. Sería una pena desperdiciarlos.

Descubro que también tengo palabras duras y afiladas; quieren salir a jugar. Así que las voy a ahogar y a quemar, y a triturarlas entre mis dientes. Que se mueran, nadie las necesita tampoco.

Medio cuaderno otra vez: Tanto ha cambiado, tanto permanece igual.

Y hay cosas que no mueren, aun a pesar de ser vividas. Estas trescientas páginas son mis amantes. Ahora las conozco. Que sea este amor el único que merezco y el único real. El otro sean sólo fotos en un nicho, memorias incompletas. Páginas veladas por obstinación y orgullo. Formularios y trámites que no completé: la ventanilla estaba cerrada. Llegué tarde, pero el reloj estaba descompuesto mucho antes de mí.

Aun hay muchas páginas por ensuciar. Mucho café para alimentar el insomnio. Otros tantos cigarrillos, para cerrar el trato. Y ahora, además, muchos bombones qué comer.

La vida sigue.




Photo by Alexander Mils on Unsplash

martes, 21 de enero de 2020

Fantasmas Mutuos. Absenta para soñar.

"And she don't fade, the ghost in you...".
The Psychedelic Furs.



Fantasmas Mutuos.


No me importa izar una bandera y dejar que el viento haga lo que quiera con ella. No es la primera vez que amo sabiendo que nada vendrá en mi dirección.

Voces cristalinas cantan de memorias que nunca tuve y no tendré. De velas moribundas y marcas de dientes en la nieve que casi fue. Si las noches fueran más oscuras, me quedarán como absenta para soñar.

Hay palabras que me marcan como hierro al rojo, pero no gritaré el dolor; ya comprendí que nada puede salvarme de ellas. Si eso son los días que vienen, no importa cómo los afronte.

El recuerdo ya no se parece al amor incipiente, a la promesa de días mejores, de heridas sanadas. No se asemeja a la voz suavizada por ternura y deseo. Mi nombre quiere decir otra cosa ahora. Soy Yo,  ¿recuerdas? YO.

Las canciones, mil de ellas, han calado más allá del umbral; han vuelto a ser simple música, siempre y cuando procure olvidar lo que decían antes.

Como fantasmas mutuos, este amor y yo nos atravesamos uno al otro.



Photo by Bernard Hermant on Unsplash

Cuarenta y ocho.

"...And the sadness would be lifted from my eyes
Oh when I'm old and wise".
APP, envejeciendo.


Cuarenta y Ocho.


En algún lugar, y espero que aun sea lejos, tañe una campana.

Cuarenta y ocho, y aun puedo morder un poco más de lo masticable.

Pero no voy a mentir, se me acaba otra vez la provisión de fuegos artificiales.

Y no, no es el mirar atrás lo que duele, nunca lo ha sido. Es por el contrario, el buscar con una mezcla de curiosidad y miedo en los espejos; es el darme cuenta con azoro que este invierno fue más frío, por muy poco que se dé a notar.

Es el sopor de la parálisis dominical; la sorpresa y la admisión del nombre de cosas que -me he-, se me han negado, una y otra vez. Son las máscaras sobre la mesa, y los fármacos que amenazan su lluvia.

Y todavía no puedo soltar, no puedo dejar de tomar por los faldones los sueños que me quedan. No puedo volver a bajar la barbilla, ni dejar de reír por lo más fino y lo más guarro.

Sin embargo, este espacio en mi pecho y en mis horas; ese despertar de mañanas cada vez más frías, detrás de noches cada vez más cortas. Poco a poco, crece el deseo de poder besar a la locura en la boca, y a la vez reparar los circuitos dañados por el uso, por el tiempo y el polvo que todos -ellos y yo-, hemos dejado entrar en el alma.

¿Cómo hacer crecer los brazos y asir lo que escapa por siempre? ¿Cómo ir cruzando casillas, completar una lista que no termina?

Tal vez (¡dong!) este número inminente (¡dong!) que entra en cuenta atrás (¡dong!), sea el punto de partida, tal vez haya metas por aquí cerca. Acaso al fin y al cabo la historia sea sólo consumir el tiempo hasta ver tres letras, y no dejar piedra sobre piedra.

Tal vez haya ojos que mirar; tal vez el destino sí existe, o todavía no ha nacido; cuando sea, será justo a tiempo y demasiado tarde.

Mientras tanto abrázame; vamos a beber y a comer y escupir en la entropía. Ayúdame a meter calor en este cuerpo que se muere.

Y no digas nada más.



Photo by Joshua Hoehne on Unsplash