viernes, 5 de agosto de 2016

Vida y Amor. De vuelta en el camino.

Una Orquídea Venenosa.

    Y aquí estoy de nuevo bañado en la risa; rehén de cincuenta obsesiones, jinete de la neurosis. Sin poder evitar sonreír a los extraños porque acaso sean como los amigos de siempre.
    Espoleado por el tiempo indolente, finjo angustiarme cual conejo blanco. Y aun así me embebo en los rizos y cabriolas de los días, en los guiños cómplices de las cero horas, y es como si siempre fuera el día de la marmota.
    Se que un día las ancianas dirán: ¡cortemos aquí! Pero sospecho y deseo con risa contenida y mal disimulada que sus manos tropiecen si no lo han hecho aun. Ya he sido el Héroe Escurridizo, después de todo. "Nada parece matarme, sin importar cuánto he tratado".
    La vida gira como una hermosa mujer ebria, y en efecto los granos de arena bailan al son de la gravedad. Pero estuve en los brazos del amor casi perfecto, las noches asmáticas no borraron las caricaturas o los cuentos; ví mis brazos crecer y ralearse con vello, oí mi voz ir del soprano rasposo al barítono histérico y... aun espero lo demás, Sra. Genética...
    He sido amado sin apenas notarlo, y he hervido una y más veces en el curare del amor no correspondido. Dos veces fajé con la Muerte y aunque no se cuanto le gustó, si se que me perdonó la vida.
    La soledad es una broma ensayada frente al espejo mil veces. El amor, una orquídea venenosa y el miedo más grande del lobo estepario, y con él relleno mi bolígrafo, y hoy lo vuelvo a sentir susurrando tiernas amenazas, haciendo torvas promesas que quizá no cumpla.
    Y entonces sigo aquí, restañando los cortes en el pecho con ingenua y simplona esperanza, masajeando el corazón por si lo vuelvo a necesitar. Silbando Fly me to the Moon en el tono más melancólico posible, con el pequeño rictus descarado que provoca la memoria de su risa grabada en las neuronas reservadas sólo para ella.
    Hoy vivo más, y quizá por ello muero un poco más rápido. O acaso sea un ciclo obstinado de muerte y renacimiento, nacimiento y deceso, vida y muerte en vida mientras en el pecho se cierran y se abren las valvas del corazón.
    Deseo tanto el abrazo tibio, las manos suaves y algo regordetas domando mi aspereza, o más aun, la rugosidad de mi coraza. La comprensión, el complemento, incluso la contraposición. Me entristecen empero los quién, los cómo, las causas y las consecuencias. La improbabilidad, debo insistir, de lo imposible. La paradoja exhasperante de la cercanía disimulando la inefable distancia.
    Y por lo tanto aquí aun, el rostro quemado acaso por el sol, acaso por el viento helado de mi estepa personal. La sonrisa auténtica, pero tensa porque contiene todavía algo de dolor. La cáscara del corazón agrietada, pero sin saber si habrá un motivo alguna vez para que empolle.
    Los puentes están reconstruídos, las naves de negros cascos flotan de nuevo. Las manos abiertas, los brazos listos.
    Estoy vivo. Como siempre, como nunca en toda mi vida.


"Nothing seems to kill me, no matter how hard I try...". Soundgarden. Blow Up The Outside.




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