Cómo reparar una Canción Descompuesta.
Gustavo canta y las fibras musculares se contraen en el centro del hueco, eso que solía llamar pecho. La canción arruinada que busco arreglar, aferrando los cables vivos de la memoria que niego tozudo, que pretendo disolver con una indiferencia de tienda de descuento. No quiero odiar esas notas, pero arden como plata, como agua bendita.
Tengo que recuperarla, lavar la capa de celos que la cubre. Quizá si la escucho un millón de veces vuelva un día a ser esa canción de Gustavo, esa canción que me dió y nos dió a todos, y no será más el acónito y el cilicio. Nota por nota, frase por frase, recoger los restos que lleguen a la playa. Algún día perderá un poco de ese sentido atroz y triste.
Y ese día tal vez estaré lleno de nuevo, el corazón en su jaula y la lección aprendida, incluso apreciada. Mientras, Escuchar. Esperar. Repetir.
"¿Qué otra cosa puedo hacer?". Gustavo Cerati. Crimen.
Auto de Fé.
Que sea más fácil entonces vivir entre las palabras ligeras de la vigilia, pero buscando de noche las que dejan el regusto. Que la musa duerma en su hogareña tierra hasta que los filamentos ardan, y luego seduzca impúdica o cruel o tan tierna a la luz de lámparas o pantallas.
Que si la vida no tiene un propósito, se gaste entonces entre los surcos del párrafo; baile con los espectros que suben del cenicero; ría con los delirios que sugiere la ocasional cerveza.
Que si amor y fortuna y fama me son inaccesibles, no me sean ajenas la Pasión, la Imaginación, la Paz del anonimato. Que si Dios me ha olvidado o me ignora a propósito, mi Fé sea este acto compulsivo, este ahora y aquí; mi Esperanza el próximo Capítulo; mi Caridad la escasa y ardua buena frase.
"And I say
Losing love is like a window in your heart.
Everybody sees you're blown apart.
Everybody hears the wind blowing."
Paul Simon. Graceland.
La Parte Más Fuerte.
El mareo me permitió tocar la pantalla en generosa misericordia: Cancelar. La locura del agave plantaba cara como nunca antes, porque nunca la había necesitado tanto. No sé si fue en ese momento que te extrañé tan rabiosamente, y a tu risa como monedas de plata, y a tus ojos de ámbar.
Con el corazón despedazado y el hígado tomado por sorpresa recordé, o quise hacerlo, el oxígeno de esos días; más fuerte, más ligero. Porque entonces tu hombro estaba junto al mío; porque a veces fuimos balsas uno del otro y a veces náufragos; porque fuimos infalibles.
En medio de mi minúscula tempestad y subsecuente catarsis etílica, esta vez fui yo quien necesito oír que todo iba a estar bien. No envié el mensaje porque la hora, la distancia, el tiempo y al final la razón me convencieron de no hacerlo. Era sólo otra decepción, sólo otro crimen sin resolver.
Y a fin de cuentas pensar en Tí, extrañar tu ingenio y tu ternura, recordar tu rostro mismo me dió fuerza. Quizá sea que vives en la parte más fuerte del corazón, mi Niña de Agua, mi Mejor Amiga para siempre.
"I remember you". Skid Row.
Maquinaria Descompuesta.
Cuánto desearía poder repararme. Desarmarme de pies a cabeza, parte por parte; localizar la falla, erradicarla con saña inaudita.
El radar no fallaría más; la boca estaría conectada también a como quiera que se llame lo que llevo en el pecho. Los ojos no serían tan ciegos.
O cómo quisiera poder puentear los nervios, blindar cada poro. Reducir la temperatura al mínimo.
Lo que fuera, antes que sentir este vértigo, esta opresión que mientras caigo me deforma el alma.
El doctor dice sin embargo, que el sistema falló hace mucho tiempo; no hay remedio, tengo que aprender a vivir así. Seguramente quiso decir "aprender a morir".
Y así la maquinaria descompuesta suelta amarras y pone proa al agujero en el polo; la espiral descendente de la comprensión, de la aceptación de los imposible y lo improbable.
Los engranes van a saltar, los circuitos a fallar de vez en cuando. Qué más da, ya no quiero atracar. Nunca más.
Timón, proa al Polo. Derecho hasta el anochecer.
"Why bother? It's gonna hurt me, it´s gonna kill when you desert me". Weezer. Why bother?
Endorfina y Alcohol.
La luz vencida, los filamentos y neones comienzan la juerga. Bombos y címbalos hacen caso omiso de la gravedad. Ojos y piernas por doquier, y sonrisas descaradas, o alegres en honor del asueto; o levemente desquiciadas al borde de la franca carcajada. La noche nace y no hay mañana hasta que el sol termine de urdir su venganza.
De repente sube la Marea, olas enormes y consecutivas; ambarinas, dulces o amargas; dan vueltas y vueltas sin reparar en Coriolis o cuál hemisferio inundan, sea el izquierdo o el derecho. Desfilan los caprichos de la lengua: la carne, la sal, la salsa, el limón. Y otra cerveza, y otro whiskey y otro shot; los cuerpos se mueven, y sudan; y los pechos se abren o se rompen; los cerebros se inundan de endorfina y alcohol, y se enamoran por minutos, por días, o tan siquiera por unos pocos años.
La noche se agranda y se comba, se hunde por su peso en la profundidad propia, siempre más oscura cuanto más se acerca a su ejecución por luz. Algunas aves cambian de percha, emigran a donde haya más: más alcohol, más piel, más sudor; otros tambores y trompetas que justifiquen la memoria y evoquen el olvido; o den pie a la lascivia tan dulce, al pecado feliz y esas otras cosas urgentes que se susurran entre jadeos sinceros.
Lejos, detrás de los espejos o encogidos en los cajones; colgados en el clóset como un murciélago mascota, el dolor esperará los retornos, la soledad los abrazará mientras corren los pestillos, la desilusión dará los buenos días.
"I'm gonna fly like a bird through the night, feel my tears as they dry. I´m gonna swing from the chandelier". Sia. Chandelier.
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