Tararean los días el vals del olvido, la cadencia de las memorias guardadas bajo llave en las neuronas más inaccesibles.
Murmuran las noches consignas efervescentes contra la tiranía de la resignación, y luego se cruzan de brazos.
Un Fantasma de Cartón.
Así que me dedico a escuchar el eco dentro de mí, en ese inmenso lugar vacío. A veces distingo su voz, diciendo recuerdos, otras son deseos incoherentes, y aun otras, palabras que hoy sé nunca dirá. Otras veces es mi voz la que murmura una lista eterna de razones por las que quisiera que estuviera aquí, sonriendo como una constelación entera.
Cuando las voces duermen simplemente me pregunto si el tiempo sabe lo que hace o no es más que un gigante ciego dando tumbos por el mundo; o si marcha a paso de ganso al compás de un metrónomo tirano, cada parada cuando debe ser, cada media vuelta hipnótica orientada por la masiva precisión de una Era Glacial.
Me asombra y asusta pensar que todos esos pares de ojos, todas esas pretéritas sonrisas y siluetas, todas las imperfecciones adoradas como lares delirantes hayan tenido un propósito concreto al perderse en la arena del reloj, o una lección ignorada que hoy cuelga en mi ventana como un fantasma de cartón.
Me duele imaginar las noches de salada humedad que nunca fueron, los viajes astrales jamás detonados por labios ambiciosos, incluso las palabras abyectas que lavan reproches con jabón de arrepentimiento.
Y ahora también me derrota esa presencia en negativo, esta añoranza inútil, y el misterio insoluble de quiénes somos ahora.
Embrión de Paraíso. (Titanio).
Extiendo mi brazo y lo pongo, obstinado e inflexible, en su hombro de humo y espejos, y empujo; porque la línea amarilla es hoy más brillante que mil soles despiadados. Y yo estoy tan cansado de arder en esa radiación.
Se que es la única medicina para una historia sin remedio. Se que voy a dejar que el tiempo la rapte de nuevo, para bien o mal. Como se también que esta burbuja de celos y resignación en que vivo me está matando una célula a la vez. Pero esta breve e hipócrita distancia protege, blinda, lamina y enfría el alma hacia la meta: matar no sólo éste, sino todo sentimiento. Nunca más, dijo el Cuervo. Pago el precio sin reparos.
Porque no importa -con todas las letras-, que yo tenga la tibieza, el sabor, las palabras necesarias. Ni siquiera que nadie más que ella las merezca o haya merecido. Ella no las quiere.
Y entonces que cada página sea una capa de titanio; encerrando la emoción, entumeciendo lo que no puedo mostrar; asfixiando la sospecha infundada de un destino en el cual igualmente nunca creí, pero llegué a creer vislumbrar. Al demonio con eso.
Que vengan los paliativos: la carne suave y firme que nunca será realmente mía, el zumo de amnesia siempre tan defectuoso; las estridentes notas fatuas que hablen de amores impuros y egoístas. Todo a fin de hacer de su voz un melifluo eco, de su rostro un fantasma adorado, de su ignorancia una broma inerte. Bajo el frío de las moléculas prensadas este amor que no morirá porque no ha muerto porque no ha nacido; embrión de paraíso que jamás verá la luz untando una noche larga.
Y afuera ella, sola o no; con su misterio empecinado, con sus ausencias y su amor, sea dulce o amargo. Ojalá algún día su lumínica sonrisa sea total.
La mía ya jamás lo será.
"She dreams in color, she dreams in red, can´t find a better man...". Pearl Jam. Better Man.
Apilo mentiras sobre una capa de conclusiones inciertas, construyendo así paredes para un edificio falso que me proteja del viento corrosivo, del sol radiactivo, del aliento de dragón de la desilusión.
Y conjuro de noche hadas hipócritas con ínfulas de brujas; compartiendo fatuas obscenidades con alegre ansiedad. Con un estúpido, desesperado abandono.
Euterpe canta.
La conocí de niño, aunque no dudo que estuvo ahí mientras yo flotaba en desesperado y absoluto amor. Me hablaba de cosas pequeñas, rebotando como pelotas en todos los muebles, pisos y paredes, mientras esperaba el nuevo juego de las mañanas y que pasaba en el colegio. Por las tardes decía cosas que no entendía pero sonaban como el futuro, cosas que ahora conozco pero aun me esfuerzo por entender.
Un poco más tarde, ella empezó a venir apenas me levantaba, y me enviaba al mundo creciente murmurando ensalmos de una magia que parecía brillar en ocasiones en los ojos de las niñas. Cuando regresaba ella estaba ahí, esperando, y me dormía tarareando sus arrullos.
Y luego los misterios empezaron a florecer, y algunos fueron dulces, otros amargos y otros más eran sólo delirio. Ella jamás ha parado de hablar de ellos, y aun conversamos recordándolos entre risas y lágrimas y brincos y gritos, como en aquellas tardes de profundo azul nostalgia que me he resignado a no recuperar jamás. Por aquel entonces ella empezó a asomar de vez en cuando, no sólo en unos ojos, sino en voces; en formas inquietantes y suaves como el falsete de las flautas para encantar serpientes.
Yo crecí aun un poco más, y en un tiempo que dicen debió ser el más feliz yo me entristecí, herido por las espinas de una rosa negra. Y ella cantó tristemente para mí, y se puso triste también porque yo no sanaba del todo. Lloramos y gritamos juntos hasta que el tiempo resanó los surcos dejados por las lágrimas, y ella miró mi cuerpo y mi cara y me dijo que estaba vivo. Porque en medio de la penumbra nos hicimos hermanos, y padre y madre, y amantes locos y retozones.
A veces ella es sumisa y otras traviesa. Otras veces ella está enojada o solloza con suaves lágrimas de sal. Unas veces me cura y otras me lastima mucho, pero sin malicia. Porque ella es sabia y entiende que es necesario.
Flota en el aire a mi lado y cambia de formas como en un sueño, porque de sueños está hecha. Casi siempre hermosa, o seductora, o demente. A veces insoportable. Pero la quiero, y la perdono porque vivir sin ella es tan imposible que se muy bien que cuando ya no pueda escucharla es porque estaré muerto. Como se que ella será el arrullo cuando duerma al final, y será el viento sobre mi tumba. Y cantaremos juntos para siempre.
"She tied you to a kitchen chair
She broke your throne, and she cut your hair
And from your lips she drew the Hallelujah". Leonard Cohen (+). Hallelujah.
The Incredible Shrinking Woman.
Recuérdame de vez en cuando, entre la risa diaria, sin fijarte en lo que yace atrás. Extráñame, como si realmente el mundo girara avanzando en un tiempo que significara algo.
Olvídame cuando llores porque nunca tuve el derecho de enjugar tus lágrimas, y en realidad nunca quise hacerlo. Lo que quería más que nada en el mundo era hacerte reír cada día hasta mi muerte. Ahora que alguien más tiene ese trabajo, olvídame para yo poder olvidarte. Olvídame aun más, por favor.
En nuevas coincidencias dí hola con una sonrisa, yo haré lo mismo; ambos con plena conciencia que cada saludo será una despedida. No te importe quién se fue primero.
Todo esto porque quiero ser libre con la libertad más amarga, la de no ser tuyo. Libre de la memoria de tus ojos. Libre de la ceguera de la nieve de tu sonrisa. Libre de tu voz, que ronronea insoportable en el silencio que me aplasta. Libre del amor inútil que me masticó y escupió.
Y así como yo he elegido ignorar si alguna vez me visitaste en algún sueño, así tú ignora la acidez en mis palabras; mis retinas hechas de puro dolor; mi rencor destilado entre líneas y párrafos hacia un destino imbécil que me estafó por diversión.
Vete y sé feliz en una casa de muñecas, grita eufórica o suspira o gime en una hoja de árbol; vete y sé feliz a lomos de un átomo disperso. Y recuérdame de vez en cuando, entre hilarantes microsegundos, sin reparar en lo que pudo ser, incluso aunque un gigantesco yo no pueda prometerte lo mismo.
"And in the darkest night
If my memory serves me right
I'll never turn back time
Forgetting you, but not the time". Green Day. Whatshername.
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