viernes, 2 de marzo de 2018

Sunken Couch Blues. Canta sobre mí.

Sunken Couch Blues.

    Cántame una canción que devuelva la luz que he perdido; que tu voz acalle el martillo en mi pecho otra vez.

    Canta sobre un hombre parecido a mí, pero con los brazos llenos; cántame sobre un mundo diferente donde él sí escuchó las palabras que pintaron una mejor acuarela que esta; una donde al menos un beso fue real.

    Y haz una melodía de azul brillante que difumine el negro perenne; que llene el hueco donde vive el silencio.

    Canta suavemente, y deja que tu voz serpiente sea una horca de seda en mi alma; que ate las horas a la cabecera de una vida vacía como nunca. Quiero oírla reptar entre metales, subir por el contrabajo y mirarme a los ojos.

    Canta por favor; no quiero rogar más de lo habitual, no puedo seguir escuchando el pulso en mis oídos y saber que vivo, aun sin la canción que oía antes.

    Cántame para olvidar que me muero cada vez que espiro; que la vida es más órbita que círculo. Borra esta tristeza que se pega a mi piel y me viste por la noche con tonos cada vez más grises.

    Y canta sobre mí; sobre el sillón hundido y mis átomos decayendo; sobre mis ojos vacíos que revelan secretos a regañadientes; sobre mi sonrisa resignada; los sueños inútiles, el insomnio, la vigilia, la eterna cuaresma de mi cuerpo.

    Haz notas con las mentiras que cuento al espejo cada mañana.

    Canta, y cantaré contigo porque el silencio ya me dura demasiado.

    Canta y finjamos que incluso podría ser feliz.




Photo by Ed Robertson on Unsplash

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