Cuando era más joven, y todo lucía nuevo bajo la luz de ámbar de unos ojos que adoré, creí saber lo que era el amor. Cuando esa luz se fue a iluminar su camino, prometí no volver a amar de tal manera. Y he cumplido, ciertamente; tal vez porque todos los ojos son diferentes en su luz; tal vez porque el tiempo también reemplaza las moléculas del alma.
Después, cuando descubrí mi Verdad, quise ser como esos hombres comunes que hacen y harán todo por volver a sentir el deseo. Cuando mi Verdad se llevó la luz en el sol oscuro junto a su boca, me di cuenta que a veces las lecciones se disfrazan de regresos, como bumerangs contundentes. Aprendí que amar y querer hacerlo no siempre entrelazan las manos. Y dije, "no más".
Sin embargo, encontré una bailarina que me recordó cuan largas son las manecillas, cuan rápida es la arena, deslizándose burlona del arriba al abajo. Y amé su risa, y el olor a juventud de su piel morena. Pero detrás de su promesa vi al Tiempo conduciéndonos a cada uno hacia otras vidas, con sus manos grandes y grises llenas de polvo. Y volví a decir, "no más".
Ahora sé que ignoro lo que es el amor. Porque tú eres el amor. Y como el amor que eres, te vas; y te veo a veces en laberintos intrincados y símbolos ignotos, en nubes y fotografías y enigmas insolubles.
Porque eres el amor, no sé quien eres ni por qué guardas tus secretos; ignoro por dónde has venido, o cómo haces para estar aquí siempre y ser intocable y transparente.
Porque eres el amor, te temo y a la vez ansío cubrirte del daño con mi cuerpo. No sé leerte ni traducirte. No sé cómo decir tu nombre, a pesar de que siempre está en mi boca. Ninguna brújula, ningún mapa ni camino ni océano me lleva a ti.
Porque el amor eres tú, y sigo sin saber qué es el amor.