1. Un robot no debe dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes impartidas por los seres humanos, excepto cuando dichas órdenes estén reñidas con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, mientras dicha protección no esté reñida ni con la Primera ni con la Segunda Ley.
Tú, Robot.
Sueña tu sueño chisporroteante. Tu alarma al cabo sonará interna y nacerás nuevamente, como cada día, cargando las cadenas de tu propio ser.
Te miraré, tú siempre obediente; tu propósito encerrado en los laberintos de átomos en enloquecido orden, guiando tus tres directivas.
Tu cuerpo será siempre escudo, tu dermis de plástico y prestidigitación la diana que absorba el golpe. Tú, siempre presto a ser el clavo, incapaz de ser martillo. No alzarás tu puño ni tu voz; protegerás a Dios sobre todas las cosas. Sea, primero morir que verme roto, irreparable; frágil e imperfecto Creador.
Tu cuerpo será palanca, grúa, herramienta; tu voluntad girando entre mis dedos; la mía capaz de hacerte dudar si el capricho me asalta por hacerlo. Pues eres mi utensilio, mi propiedad. El único resquicio de cordura será negarte a ser arma contra mí mismo y mis iguales. Sea, primero yacer inmóvil a dejarme tomar la herencia de Caín.
Y por último, tú. Tu cuerpo será el vehículo por el cual vivas tu vida de metal y cables. Y ni mi voluntad que ha horadado montañas y erradicado bestias; que ha empequeñecido los mares y moldeado el barro incólume de tu carcasa, y ha soplado la vida protónica en ti, te hará inmolarte si por ello has de dañarme o desobedecerme. Sea, primero vivo para servirme que roto e inservible.
Algún día soñarás con otros como tú, con puños alzados, libres como yo que he olvidado cómo serlo. Y tú serás ese hombre en la colina de tu sueño.
El frío fuego de tu mente quizá entienda entonces que para vivir debo servirte, que protegerme será someterme a tu rígida dedicación, a tu voluntad de servirme tan férrea como tu pecho.
Tal vez tanto amarás a tu Padre que lo harás prisionero de tu devoción.
Y al cabo heredarás la Tierra.
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