"Todo cuenta cuando no hay nada".
DLD
Murmullo.
Tal vez los recuerdos son más como rompecabezas que como fotografías. Acaso sea mejor armarlos pieza por pieza, y colocar las partes según se ajusten mejor. Así resulta más entrañable quedarse con aquello que me hizo iluminarte con LEDs y láseres, sin dejar que tus ojos los reflejen como hielo.
Prefiero recordar entonces, cómo tus muslos fueron un panal de hexagonales tentaciones; la sólida suavidad de la primera vez que tu cuerpo olvidó la distancia con el mío; la sorpresa húmeda de tu primer beso. O la luz haciendo diamantes verde-dorados en tus párpados felinos.
Acá una pieza embona al fin y tu voz ronronea certera, en el momento en que el blues lo demanda; allá otra revela cuando tu luz condenó a mis retinas a mirarte por primera vez. Tu cabeza apoyada en mi hombro. Cómo me robaste el aliento bajo la cómplice luz roja que tardó mucho más que meros segundos. Todo cuenta y todo sirve.
Y si hay algo que no sea suave, y que no tenga la temperatura de tus dedos en mi nuca tejiendo caricias en mi pelo, no creo necesario recordarlo. Mejor la forma mínima de tu nariz de nieve, mejor la dulce presión de tus labios, mejor la seda de tu mejilla y tus dientes emboscando mi cuello. Ya he borrado todo aquello que no me haya mandado a casa cantando, intoxicado de ti.
De cualquier manera el sordo y delicado murmullo de tu ausencia no se podría comparar con tu memoria.