viernes, 23 de noviembre de 2018

Murmullo. Todo cuenta y todo sirve.

"Todo cuenta cuando no hay nada".
DLD


Murmullo.


    Tal vez los recuerdos son más como rompecabezas que como fotografías. Acaso sea mejor armarlos pieza por pieza, y colocar las partes según se ajusten mejor. Así resulta más entrañable quedarse con aquello que me hizo iluminarte con LEDs y láseres, sin dejar que tus ojos los reflejen como hielo.

    Prefiero recordar entonces, cómo tus muslos fueron un panal de hexagonales tentaciones; la sólida suavidad de la primera vez que tu cuerpo olvidó la distancia con el mío; la sorpresa húmeda de tu primer beso. O la luz haciendo diamantes verde-dorados en tus párpados felinos.

    Acá una pieza embona al fin y tu voz ronronea certera, en el momento en que el blues lo demanda; allá otra revela cuando tu luz condenó a mis retinas a mirarte por primera vez. Tu cabeza apoyada en mi hombro. Cómo me robaste el aliento bajo la cómplice luz roja que tardó mucho más que meros segundos. Todo cuenta y todo sirve.

    Y si hay algo que no sea suave, y que no tenga la temperatura de tus dedos en mi nuca tejiendo caricias en mi pelo, no creo necesario recordarlo. Mejor la forma mínima de tu nariz de nieve, mejor la dulce presión de tus labios, mejor la seda de tu mejilla y tus dientes emboscando mi cuello. Ya he borrado todo aquello que no me haya mandado a casa cantando, intoxicado de ti.

    De cualquier manera el sordo y delicado murmullo de tu ausencia no se podría comparar con tu memoria.




Photo by Josh Blanton on Unsplash

viernes, 16 de noviembre de 2018

Tan Cerca. Tu Luz, que quema.


Tan Cerca.

    Estuve cerca de amarte. Casi creí que los viejos dragones habían sido, al menos, domesticados. Casi mordí el acónito sin importarme quién muriera, la maldición o yo. Sabía que igual sobreviviría alguno.

    Dime ahora, ¿dónde exactamente quedan los sueños de mañana, los riscos por escalar juntos; a dónde se va todo lo que no pudo ser?

    Tan cerca estuve de pelear por tí con tus demonios, aun sin decirte nada al respecto. Quizá quería ver la sorpresa en tu cara, o solamente hacerte sonreír, aun sabiendo que no lo necesitabas.

    Para siempre continuará el misterio, cariño, de tu elección por mí. Y para qué preguntar, ¿no es verdad? Si ni tú misma lo supiste. Tal vez esa debió ser la primera pista de quiénes seríamos juntos.

    Pero qué cerca, hermosa mía, estuvimos de ser eternos y omnipresentes; en los ojos, en la mente y en la piel. En el corazón.

    Déjame entonces con mis recuerdos y mis fantasmas; vete de mi oscuridad y llévate tu luz, que quema. Prefiero que te vayas, a que vivas como yo en la duda que llevaste siempre entre tus manos.

    Satisfecha tu curiosidad de mí, voy a dejar que pienses que estoy roto; te dejo ir sola con la ficticia arpía de tu espejo: yo sólo vi a la mujer hermosa.

    Prometo no decir nada que no sea lo que tú esperas.

    Ni siquiera de tu miedo a ser amada, no como quieres sino como mereces.

    Y estuve tan cerca de amarte así.





viernes, 9 de noviembre de 2018

Lo Que Te Llevas Al Sueño. Noches como esta.


Lo Que Te Llevas Al Sueño.

    Disculpen si me rehúso a ser mi propio rehén. Es sólo que cuando el silencio encuentra cómo renovarse, como en esta noche, quizá me pongo un poco intransigente. Pero tantos miedos han caído en estos días, que no resulto una presa tan fácil.

    Musa, niña, Ezis; cómo has estado. Sí, yo también te extrañé. No lo sé, mi amor, realmente no. Estoy en el proverbial Limbo, y por partida doble. No, ahora no quiero hablar de eso. ¿Qué llevas puesto? Mh, qué lindo. No, lo siento, la coraza que tanto te gusta se disolvió con un beso. ¿Inerme? ¡Nah! Invulnerable como Aquiles, talón y todo... ya me conoces.

    Disculpen también, por cierto, si hablo solo como en esta noche. Suele pasarnos a aquellos que nos quedamos sin alguien con quién hablar. Pero hay música para festonear los silencios, y la mudez y el laconismo. Hay café para el insomnio; cerveza en el refri; Jack Daniels en la cantidad justa para desinfectar una herida de buen tamaño.

    También buenos recuerdos como pomada para la confusión, la desilusión y cosas así. Al final recuerdas que las noches pueden ser eternas o minúsculas, sin medias tintas. Lo que importa es lo que te llevas al sueño.

    Así que te perdiste en la niebla, qué remedio. No es cuestión de echarse a llorar: el camino está ahí; es sólo que no puedes verlo, e igualmente, admite que no sabías a dónde ibas. ¡Pero qué ganas de ir!

    Disculpen entonces si no lloro exactamente como se esperaba de mí, como destrozado. Es que en noches como esta, no se echan en falta las cosas que dejaste atrás por buscar algo bueno, aunque ya no sepas si era para ti.

    Entonces ven, Ezis, hermosa musa. Cuéntame qué hiciste sin mí, mientras recordaba cómo sonreír.





Photo by David Monje on Unsplash

viernes, 2 de noviembre de 2018

Horas del Día. Pieza, tristemente, inconclusa.


Horas del Día.

    Isla de luz en un mar negro; un romance del alma en espera del contacto. ¿Qué puede importar, cómo la corriente nos ha traído a esta playa?

    Lo que importa es que has dado cuerda al corazón, que late de nuevo en el azoro de ti. ¡Tantas veces reté a la Vida a demostrarme que existías! Qué lección eres, qué nocaut; y cómo corre el pensamiento a ti, como irrumpes con suavidad entre cada hora del día.

    Hermosamente felina, la mujer más real al toque de mi mano, la que esculpe el contorno de mis brazos como nadie lo ha hecho. Húmeda caricia de tu boca; tu mano fresca en mi cuello, alineando las horas en tu tacto.

    ¿Cuántos misterios de ti pueden restar aun? Cada día es una promesa; de tu voz, o tu risa; el reto de ti azuzándome a ser, a descubrir quiénes somos y cómo nos llamaremos a través de la niebla.

    Rezo tu nombre imposible antes de un sueño; y otra vez al oír tu llamado.






Photo by Felix Mittermeier on Unsplash