Quiero que sepas que te quiero.
Aun en este silencio estás tatuada en la vigilia; es tu voz en cada canción; es el olor de tu pelo; son tus manos frescas.
Te quiero; en las reacias lágrimas agolpadas tras los ojos.
Invoco tu voz en cada pausa, siento tu cuerpo al esquivar tus fotografías.
Te quiero, contra toda Esperanza fallida y deficiente; contra el Destino en el cual no creo; contra el instinto tiránico de saber que tú no sabes cuánto te quiero realmente.
Y te querré por siempre, hasta que sea una sombra intocable que te quiere; mucho después de olvidarnos amaré tu húmedo beso.
Te quiero, ahogado en nuestros defectos y desencuentros. Te quiero en tu crueldad inconsciente que ignora cuánto me dueles.
En tu miedo inconfesable de temer ser amada.
En tu orgullo de fuego destructor, magnesio meticuloso.
Te quiero y te extraño tanto que adoro tu olvido, y evito arruinar tu día perfecto con mi cariño demente y torpe y balbuceante.
Tanto que me muero doblemente, de la vida y de tí.
Que si nunca te vuelvo a ver, amaré tu ausencia en tu lugar.
Te quiero para siempre, aunque hayas dejado de ser tú para ser sólo lo que quiero más que nada; a sabiendas que odiarás cada centímetro y segundo del quererte; obstinado en quemarme el alma en la fiebre de esta rabia.
Porque jamás admitirás el miedo que finges ocultar.
Porque volteas tu cara a favor del viento cuando este te afrenta.
Porque puedes decirle al mundo que me extrañas, pero no eres tan valiente de decírmelo a mí.
Porque subestimas mi miedo, que siempre fue el motor de mi amor, y mi arma más eficiente.
Te quiero en venganza por decir que me olvidabas, queriendo decir que Me Querías.
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