viernes, 1 de febrero de 2019

"Héroes". Una gema engarzada con cariño.

"Héroes". Una gema engarzada.

    La verdad es que cuando alguien me dice: "El cover es mejor que el original", esas palabras adquieren tonos de afrenta personal. El caso que viene a la mente más comúnmente bajo este desconsiderado conjuro es el de "Sweet Dreams (Are Made of This)", (Eurythmics, álbum homónimo, RCA Records, 1983). ¿Cómo carajos puede alguien olvidar esa especie de andrógina dulzura new wave de Annie Lennox, a favor de la faramalla vocal de Marilyn Manson? Ello no implica que la segunda versión sea mala, lo que provoca la disrupción del respeto a la integridad física del interlocutor es la negación del mérito del original. En lo personal, ello equivale a decir que "la película es mejor que el libro", cosa que ni Kubrik mismo pudo lograr, ¿queda claro?
   
    Así, vino esta reflexión mientras bajo la ducha hacía gárgaras, acompañando la versión de "Heroes" de la tan legendaria como extinta banda/Supergrupo Argentino, Fricción; agrupación legitimada en las memorias de un cuarentón melómano por contar entre sus integrantes -antes de la mencionada grabación-, al Profeta Cerati.
    
    Y es que además del mérito propio (música de inspiración new wave, con letras frecuentemente introspectivas que harían -e hicieron- las delicias de un adolescente atrapado en sí mismo), se necesita un valor metafóricamente ovoidal de proporciones respetables para, no sólo coverear a uno de los pilares del Rock actual, sino además traducirlo al Castellano. En México, a lo más que llegamos fue a intentarlo con Little Richard, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis y... yo que sé, Toni Basil, Culture Club... y todo eso no terminó bien en términos generales, aunque a mí me parezca respetable la intención.
    
    "Héroes", (recuperada en Para Terminar, Interdisc, 1988), -versión Rock En Tu Idioma de Fricción-, llegó a mi psique antes que "Heroes" (del álbum Heroes, 1977, RCA); oficialmente una década después de saber quién era David Bowie, y alrededor de un lustro después de "Let's Dance" y "China Girl". Desde luego, teniendo en cuenta la Divina Omnipresencia del Gran Duque Blanco, merced a "Space Oddity": esa música que ni sabes que has escuchado, como Fresh Aire o Mike Oldfield. O Beethoven y Tchaikovski, para el caso. Para un adolescente sondeando las aguas de su propia patología, o ya nadando en un mar embravecido de hormonas con efectos similares a la Manía Depresiva -era la segunda mitad de los Ochentas, así que la corrección política del término Bipolar no aplicaba aún-, el impacto inicial aunado a los previos recibidos del Rock En Tu Idioma, fue considerable; pero evidentemente, cuando llegó el momento de abordar la obra original de David Bowie la comprehensión fue... exponencial. Bowie, a fin de cuentas, trasciende Tiempo y Espacio; su disfrute omite el respeto de género y raza, y para efectos prácticos no atiende a las Leyes de la Física.

    Sin embargo, creo con fiereza subjetiva que la versión de Fricción tiene un encanto particular, que supera en buena medida a un cover posterior, el de The Wallflowers, acaso injustamente enmarcado en la banda sonora del Godzilla finisecular (Godzilla, The Album, Epic Records, 1998).
  
  El Tiempo y la Indiferencia empero, han erosionado ambas reinterpretaciones. Sólo el romance épico de Bowie prevaleció en la memoria colectiva. Y aun, algunos conservamos aquella gema de 6:27 kilates, engarzada con cariño en los cajones más visitados de la Memoria.








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