viernes, 25 de octubre de 2019

Plegaria. Que vuelva.

"... I see the doorway of a thousand churches...".
Peter Gabriel.


Plegaria.


Que vuelva el silencio de los días sencillos, y los murmullos de héroes diminutos en mis manos inocentes.

Que vuelva también tu cuerpo, real y verdadero entre mis brazos otra vez vacíos.

Y que regrese el mundo a cubetazos tibios, y todas las cosas nuevas creciendo como hongos tras las lluvias.

Que regrese el alcohol, y las palabras alegres de la intoxicación y los días de vida sorbidos desesperadamente.

Y que retornen los nombres de niñas y mujeres, y vivan en el agridulce del recuerdo y el hubiera, el quizá y el nunca.

Que tu beso, que lavó los años de sed y prendió mi alma de tu aliento retorne también.

Que la agonía del placer regrese asimismo, en la mente y en el cuerpo descubriéndose, esta vez a salvo del miedo y cobijado por el secreto, mas no por la vergüenza.

Que siempre vuelva el volumen, y el acorde todopoderoso; y el ritmo como un corazón cantando vida mientras enfila sus pasos diarios hacia el fin decretado.

Que regrese el amor, a cuentagotas y a presión; lleno de palabras susurradas en celdas de silencio. Que regrese aunque duela, porque también en dolor se está vivo y se ama.

Y que vuelvan el sol y la luna; y la luz insolente y las noches eternas; la humedad y la tibieza del abrigo en el hechizo del viento y la nieve. Que vuelvan tantas veces como sea posible.

Que haya todavía aliento para murmurar tu nombre en la oscuridad; y que la memoria de suspiros y sollozos permanezca engarzada y firme en su lugar.

Y al final, que no muera yo sin llevarme el color de tus ojos impreso en los míos.

Así sea.




Photo by Kristoffer Jensen on Unsplash

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