viernes, 27 de enero de 2017

Confesionario de cartón II. Reparaciones, Saturaciones, y Revoluciones defectuosas.

(Reparando el circuito quemado)

    En serio, no eres tú, soy yo. Te quiero, pero a veces amo más tu recuerdo que a tí.

*

    Realmente no lamento que tu reloj fuera más nuevo que el mío, sólo que el tiempo corriera diferente para cada uno.

*

    Quizá no sea tan malo que nos hayamos amado en tiempos diferentes, tal vez lo que importa es que nos amamos y ya.

*

    Las estrellas, cariño, poseen un tipo de belleza especial. Brillan en un manto de oscuridad y son hermosas por ello. Conforme pasan los años, parece que esa belleza estará ahí siempre, aun cuando la Ciencia diga que no será así. Y llega el día en que su luz brilla más que nunca. Esa luz, esa belleza, en realidad ha estado refulgiendo más y más cada año, a lo largo de su vida, y cuando las vemos desde aquí, esa hermosura es más intensa que nunca. Es curioso, me recuerdan a tí.









(el circuito, reemplazado)

    Revuelvo entre los surcos del cerebro, miro a cada transeúnte y automóvil con ojos de ansia; leo relatos, novelas, diarios, panfletos, tarjetas de presentación; busco sobre y debajo de cada Circe y Penélope que he conocido y amado...
    Espero que el tema, la idea o la ocurrencia o la puntada surja como la proverbial liebre de Sabrá Dios Dónde, y no tengo nada más que tú, tí, te y contigo.




Cruzadas.

    Cinco letras, 'n' en la tercera casilla. El cerebro girando como una dínamo, saturado de cosas sin arreglo, de ideas que fracasan en el nudo, de malas noticias sin propósito inteligible.
    Ocho letras, termina en 'r'. Un martes más fuerte que los demás, y aun siendo un día lento en el negocio, convierte los autos que pasan en rugientes voces insultantes. Trámites, transacciones minúsculas; gente rodando en sus bolas de plástico a diez metros de distancia y diez años luz de comprensión.
    Cuatro letras, 'a' en la segunda casilla. El propósito está en pausa; puedo tener wifi o red de datos, pero motivos no encuentro por ningún lado. Estoy relleno de una sustancia gris perfectamente inerte o tal vez sólo vacío a pesar de la saturación. ¿Indecisión, paradoja, opción? No tengo ni idea.
    Ocho letras, f, o, o, k. Todo quiere comprimirse otra vez en azul, pero el perfil no actualiza y desisto, y además nadie tiene tiempo para ello, ni siquiera yo. Es una oda a la inutilidad, al menos hoy. Lo que ayer pudo ser risa, o curiosidad o empatía, en este momento es absurdo, cansino.
    Tres letras: r, e, d. Tropiezo y no hay nada que se burle de la gravedad.
    Seis letras: s,o,c,i,a,l. Me repliego en mí como un molusco gruñón. No hay nadie más en el mundo.

"Media overload bombarding you with action
It's getting near impossible to cause distraction
Someone answer me before I pull out the plug". Missing Persons. Words.





La Cigarra y el Escarabajo.

    Amanece y el sol amaga una burla con su lovecraftiana indiferencia de dios pagano. La Tierra despierta al miedo, a la duda. Se arrebuja en su cobija de ignorancia, toma su café con dos de indignación. Sus hijos están confundidos. Aquellos que pretendieron llevar las riendas balbucean, haciendo gárgaras de su propia mezquindad mientras soban sus manos adoloridas.
    Con asombro y miedo vemos el humo hacerse sólido, el desprecio que siempre vivió en cavernas, pantanos y desiertos, y debajo de alfombras mullidas de barras y estrellas ahora gruñe altanero. Los polos giraron al cabo y el mundo se ha movido debajo de nosotros; cigarras cebadas en ingenuo egoísmo mientras las hormigas y termitas blancas urdían su desquite. Y hoy el escarabajo subió al pedestal.
    Y aun así, en habitaciones oscuras y oficinas somnolientas, en aulas frías, cuartos de ensayo, cabinas radiofónicas, baños y bares, calles y casas, incluso -tal vez-, oficinas de gobierno, la cigarra invoca un bostezo inconforme.
    Que comience la Resistencia.

"Do you know the enemy?
Do you know your enemy?
Well, gotta know the enemy". Green Day. Know The Enemy.




viernes, 20 de enero de 2017

Confesionario de cartón. Un mapa borroso, un calendario inflexible, un transistor quemado.

El Viajero Que Nunca Llegó.
(Una parábola estúpida, por ser verdadera).

    Estarás de acuerdo creo, que es casi imposible viajar a un lugar el cual no sabes si está ahí. Quizá lo recuerdes de un sueño. Tal vez lo viste en un mapa que has perdido, o acaso -tristemente-, ese lugar no exista más que en la suma de tus deseos, los anhelos que inventas en noches silenciosas o frías, o en tardes azules que huelen a una magia diferente.
    Déjame contarte una historia algo triste y muy absurda sobre un muchacho que quiso ir a un lugar y no sólo encontró el camino cerrado, sino también letreros que le decían que él no era digno de ir ahí. Más aun, esa tierra que una vez vió hermosa se volvió agreste y quizá un poco venenosa. Con el tiempo, pareció que el dolor y la tristeza que sintió habían desaparecido.
    Pero después ese muchacho imaginó otro lugar aun más hermoso, y creyó verlo en el horizonte. Sin embargo se dió cuenta que ahora temía preguntar cómo llegar y algo más: también temía verlo cambiar a un llano desolado o un pantano triste como antes. Y aun así creía que ese horizonte quizá lo llamara. Cuando al fin reunió valor para preguntar si podía ir, le dijeron amablemente que en realidad había imaginado todo, que era una ilusión exclusivamente suya. Se dió cuenta que se había vuelto un poco loco y se acostumbró a vivir así, pero su miedo a viajar creció más y más aun. Y así una y otra vez. Creyendo ver tierras de ensueño en la distancia pero sin saber como llegar ahí.
    Aun sigue mirando de pie los horizontes; a veces imaginando, otras sólo deseando ir y aun otras creyendo oír que lo llaman. Pero ahora espera a que el mundo gire tan siquiera unos grados en su dirección. Sigue algo loco; y sí, aun tiene miedo de que todo esté sólo en su cabeza, o a no pertenecer ahí a donde quisiera estar, y muchas cosas por el estilo. A veces da un par de pasos en la dirección que cree correcta, otras siente que ni siquiera se ha movido, o que ha retrocedido más de lo que avanzó. Pero sigue esperando. Un aroma. Un letrero que pueda leer. Una voz suave que lo llame. Y espera.

"My, my, my...
Once bitten, twice shy". Ian Hunter. Once Bitten Twice Shy.





Cuarenta y cinco.

    De repente llevo a cuestas nueve lustros. Como siempre una parte de lo que tripula mi cuerpo sigue preguntándose en voz muy baja si todo no es más que un error. El resto, la parte más grande, comienza a revisar recuerdos. Todo junto, se pregunta y teme saber si este año es cuando finalmente crezco, cuando me convierto en el Hombre Adulto que puede hacer cosas, o sólo sigo siendo yo.
    Sé que soy un mínima parte de quien quiero ser. Mi culpa, nunca he aprendido a ser un Ambicioso eficiente. Además hablo en serio cuando digo que llevo cuarenta y cuatro años portándome bien, y realmente no puedo hacer gran cosa en otro sentido, incluso ignoro cómo hacerlo.
    No tengo muchas cosas, pero no debo ninguna tampoco. No tengo que hacer muchos malabares con las prioridades. He tenido maravillas entre manos que duraron sólo un día, y baratijas que siguen poniendo un brillo infantil en mis ojos algo velados.
    Es cierto, sentimentalmente estoy incompleto y acostumbrado, al grado que es triste darme cuenta que no sé vivir de otra manera. Es verdad, lo juro, que quisiera escuchar otra voz en las noches cuando el silencio se despereza. Que comienzo a temer, de verdad, el envejecer de esta manera. Pero las noches siguen siendo cortas, a veces demasiado; el silencio sigue siendo paz, todavía no es terror. A este respecto sólo lamento, como siempre, lo que he dejado pasar, que ha sido mucho; nunca lo que he sentido, por mucho que me haga pedazos.
    No volvería a empezar. No cambiaría nada. Todo lo que me ha permeado o se me ha deslizado, a fin de cuentas resulta en este hoy y este aquí. Y este 'yo' no tiene cara de utopía; soy tan infalible y tan orgulloso y tan feliz como siempre lo he sido. Lo cual funciona en ambos sentidos, como una puerta de cocina.
    También tengo mucho, y lo llevo a cuestas para bien o mal. La familia más disfuncional, más imperfecta, más hermosa y más fuerte del mundo; con los lazos más complejos en la historia del melodrama; una historia de mujeres que soportan el mundo en sus brazos con suave firmeza y hombres falibles que sin embargo no temen darlo todo de sí. Una épica de estoicismo endémico de doble filo, amor hecho obras. No muchas palabras.
    Tengo amigos, contados; la brevedad de su número inversamente proporcional al bien que me hacen, a la humanidad que rezuman, a la alegría que sacan de las piedras mas áridas. A la cordura que barniza mi soledad.
    Tengo recuerdos más valiosos que el platino, de una abuela cuya ternura se disfrazó de fuerza; de una mujer que dió al mundo amor y risa y no recibió tanto como merecía; de una madre pequeña y valiente cuyo amor y sacrificio son infinitos e inmortales.
    Tengo el Miedo que es motor, mecha y dinamita; que quema y alumbra; que entumece la voz, pero hace brotar las palabras una tras otra hasta embarrarlas en el papel y ahora son puntos de luz negra en tus ojos y los míos.
    Tengo una fé difusa y mañosa, una esperanza tartamuda de un verde rabioso. El susurro en la voz que me heredó mi padre, la necedad de mi madre, el amor callado y discreto de mis tías. La risa y la astucia de mis tíos.
    Tengo el cinismo y el sarcasmo. La justa indignación del liberal y el capricho egoísta como buen hijo único. Y como es evidente, también una vena cursi. Nunca dije que fuera perfecto, aunque sólo he vivido cuarenta y cinco años.

"...Today is where your book begins
The rest is still unwritten". Natasha Beddingfield. Unwritten.






(Y ahora, un breve cortocircuito):

    -¿Soy bella?- me preguntas, y la lengua se me traba entre metáforas, cantidades y cifras, alegorías, comparaciones, certezas, ensueños, miradas furtivas, memorias, escalas cromáticas, frases célebres, citas citables, aforismos desaforados, y las ganas que tengo de besarte hasta que entiendas que -Sí-.

*

    Estoy indeciso. No sé si desearía que tú fueras esta manzana, que la manzana fuera tú, o que la manzana fueras tú.

*

    Hay mujeres que mientras más se alejan, más se convierten en fantasmas.

*

    Recuerdo cuando te amé, toda la retahíla de porqués y si me esfuerzo un poco, también cuánto; lo que ya se me olvidó es cómo.






viernes, 13 de enero de 2017

Uvas de Deseos. Un racimo pequeño.





Entorno Controlado.

    Ay-si-pudieras-ver cómo te invento en las tardes de ocio... Cómo tomo las partes de tí que más me gustan y las combino y recompongo como un Frankenstein alegremente obsesivo...
    Si supieras con qué precisión conozco el exacto diámetro de tus ojos, el rango correcto de la tersura de tus pantorrillas, el porcentaje de poros que cubriría una caricia en tu espalda entre un hombro y otro, el total de neuronas que harían cortocircuito al contacto de tus labios.
    Y aun así te asombraría lo poco que sé de tí y de tu alma; cuán larga puede ser tu euforia, qué tan intensa o concentrada será tu rabia. O cuál de tus miedos puedo disipar más facilmente. Cuántos radianes puede emitir tu sonrisa antes de ser nociva. Cuánta sal contiene una lágrima tuya.
    Tendría entonces que estudiarte en un entorno controlado: un lugar aislado, quieto y de temperatura regulada; monitor de alta resolución; una botella de vino; Ella Fitzgerald en los altavoces. Y un sofá muy cómodo.

"Pictures from a magazine
Diagrams and charts
Mending broken hearts (and makin')
(Weird Science)". Oingo Boingo. Weird Science.





    Deja que las notas llenen los huecos que anidan bajo la piel y cierra la boca. Guarda silencio para que la música lo llene de las cosas que no puedes ni quieres decir hoy.
    Ríete suavemente del mutismo y del bloqueo, bien al compás o a contratiempo. Después de todo hoy no tienes palabras, deja que alguien más las diga, qué más da.
    Baja el volumen de lo que sea que esté latiendo dentro de tí, páralo si puedes. Que sea el ritmo el que bombee la sangre.
    Hoy no hay voz. No hay palabras.




Oxígeno puro. Un deseo.

    "Quiero ver los árboles" digo, y mis oídos se sorprenden los primeros, porque sé que no miento. Imagino disimuladamente el nadar en esa ausencia del asfalto, en la luz titilante de los mil ojos del cielo. Conjuraría una botella de inmisericorde whiskey; las canciones más piadosas del botín; decenas de cigarrillos en dulce hecatombe y otras tantas de páginas holladas por mi mano entumecida.
    Imagino un breve mar de soledad en calma, bajo olas eternas de verde definitivo, ahogándome en oxígeno verdadero entre ondulantes parches de luz. Mis oídos sueñan con la voz del viento que es atronador susurro, que quizá me arrullara en la noche mientras el fuego rezonga en su lecho.
    Quizá me dejara llevar por recuerdos de aquella juventud incipiente; o el de aquel amor muerto al nacer en ese bosque; el perfil suave de esa niña-mujer que amé como jamás se ha visto; el abrazo de perdón y disculpa al fin del siglo; los rostros y las voces de amigos alegremente ebrios que allá serán siempre jóvenes; risas y peleas y llantos y ocurrencias de quienes ví y me vieron crecer.
    Creo que ansío ir otra vez a morir en ese bosque incólume, en compañía de mí mismo y de aquellos yoes que dejé allá, y dejar que algunas lágrimas secretas lloren por el pasado irrecuperable, por el amor que lastimó tanto, por la carne tierna que se ha curtido en tres décadas. Por todo lo que quiso ser y no pudo.
    También para renovarme promesas y hacerme otras nuevas. Mirar a Dios a la cara sin reproches. Ver en el pozo de agua dentro de mí, imaginar posibilidades; robar uno o dos sueños, reencender alguna llama con oxígeno puro.
    Y regresar al cabo con un alma recién lavada en rocío.

"I tripped and fell, did I fall
What I want to feel
I want to feel it now". R.E.M. Strange Currencies.





Un Velo Sutil.

    Somos viejos amigos, la oscuridad y yo. Entre estúpidas risas hemos pasado buenas tardes, y han habido noches de sollozos inconfesados. Todo es parte de un juego carente de sentido, que es también una guerra fría -y oscura- por la posesión de mi alma.
    El secreto, una vez que consigues entenderlo, es saber que ella tiene dos propósitos: uno, cubrir cosas con su manto, ya sean secretos placeres o vergüenzas demasiado grandes para llevarlas con uno a todos lados. Y dos, ser la tierra donde florezcan luces, luces muy brillantes.
    Esta vez sin embargo, ha cruzado la línea. Ha tendido un velo sutil, pero palpable, sobre la sonrisa más hermosa del mundo. Y aunque sé que no soy gran cosa y que no tengo derecho a negar la posible belleza que pueda resultar, lo poco que queda de mi corazón me urge a negarme a permitirlo.
    Sólo quisiera poder hacer algo...

"...When darkness comes
And pain is all around
Like a bridge over troubled water
I will lay me down". Simon and Garfunkel. Bridge Over Troubled Water. 


viernes, 6 de enero de 2017

Un poco de rabia.

En Tierra de Mentiras.

    Abrázame, pues vivimos en tierra de mentiras. Temo por tí y por los días que verán tus hijos. Oigo rugir los cascos de mercenarios cuya droga es la codicia y no guardan alma alguna en sus cofres.
    He visto niños hechos de memoria vestidos en dolor. He visto hombres y mujeres jóvenes que jamás envejecerán y no responden cuando se pasa lista, ni cuando los llaman sus madres con el llanto por fuera.
    He escuchado de una, de mil niñas ofrecidas en sacrificio a un dios monstruo sin nombre que nadie puede ni quiere ver, allá donde brillan las cruces.
    Ténme piedad, pues hay demasiados fantasmas y demonios donde vivo, y ruegas no conocer de qué color son sus dientes porque si lo haces es que ya te han devorado.
    Me han contado de aquellos que han osado buscar esqueletos, y ahora son sus huesos los que brillan al sol.
    Sé de hombres y mujeres enfermos de gula que comen oro; cuyos corazones de vidrio y manos de roedor fingen trabajar; que pliegan su vientre y su espalda a quienes compraron nuestro país sin notificarnos.
    Sé también de monstruos paridos de mujer que se revuelcan en el lodo y han infectado con su excremento el aire de mi país; chillan como cerdos y se ostentan con armaduras de platino y madreperla. Son una hidra que sólo parece poder morir por el hedor de su propio aliento de plomo hirviendo.
    Admírame, porque ni dragones ni puñales, o secretos o mentiras me harán morder la tierra; no sin un grito, no sin un puñetazo rabioso por muy inútil que sea.
    Y sobre todo témeme, porque aun sé reír y aun puedo llorar, y compadecer y ayudar. Porque aun golpeado y triste estoy de pie y con los puños dispuestos. Porque salgo de casa cada día y cargo el peso de mi trabajo; y porque sé intuír lo que ellos están haciendo en esta tierra, y no me gusta.
    Y yo también tengo un secreto.