viernes, 28 de julio de 2017

Alma de Salamandra. Mínimo juego antes de la lluvia.

Alma de Salamandra.

    
    El bolígrafo se clava en el adobe del vacío que ansía llenarse; su obstinación perfora, escarba en la inconveniencia con sardónico rasgueo. Mientras grabo palabras para retar a la amnesia de los otros o tan siquiera susurrar provocaciones, diminutos dardos revolotean. Son pequeños triunfos evolutivos, maquinitas de infalible ingeniería que zumban burlas e insultos con voces de caricaturas. Los ahuyento con pequeñas llamas azules, letales arcos eléctricos, y encaro el siguiente reto.

   
     La mujer viene en busca de su pulpo, o un automóvil; o quizá un gato o sabe Dios si una imagen cualquiera que vive sólo en una nube de su mente. Le hago pases mágicos, la deslumbro con luces y cuentas y se va tarareando complacida; quizá de haber interrumpido la sangría salvadora de mi exhasperación.


    Y luego es el demonio compacto que usualmente viaja en mi cadera el que chirría, tal vez enojado porque lo he desterrado a la mesa. El trasgo coreano imita voces y elige ahora una de las que me han llamado en diminutivos y epítetos por igual; me habla de la inminente tormenta. In mente, yo también comienzo una borrasca de frustración narrativa.


    ¡Y las palabras que hoy se arrastran, que no llegan! Yo aquí, queriendo hablar de femmes fatales; de ojos claros u obscuros; de cosas que rebotan en los confines del pecho; de iras como llamas de fósforo o fuegos eléctricos; de criaturas imposibles que reptan, o vuelan, o miran por las ventanas. pero las voces en mi cabeza no sugieren nada remotamente impío siquiera.


    Sin embargo llueve. Y ese olor que narcotiza es como siempre mi drosera favorita, mi venus atrapamoscas mascota. Quizá cuando el breve milagro del hidrógeno y el oxígeno salpica, despierta en mí un alma de salamandra feliz.


    Es cuando llueve que : el mundo sigue aquí, y sigue igual; y me es fácil creer que estoy bien.




viernes, 21 de julio de 2017

Flor de Fuego. La ociosa descripción de una mujer de luz.


Flor de Fuego. Una fotografía sin título.


    Tus ojos hacen promesas, grises motas verdosas, diques de palabras. Tu pelo rojo rabioso llama sedosa, telaraña de fuego donde ideas y sueños yacen en sus capullos.

    Y te cubre una piel de leche, ciñendo aquello de lo que están hechos los sueños húmedos. Llevas una sonrisa atrapada en los labios que rehúsa mostrarse, como esperando un pretexto, o exigiendo tal vez una chispa de adoración lasciva en mis ojos ordinarios y sedientos.

    Un aura de encaje del color de las uvas oscuras te cubre suficientemente escasa, provocando un ansia curiosa y lúbrica; injusta, burlona provocación en forma de parábolas y elipses y esferas, colinas, valles, pasturas de vello transparente.

    Y eres una luna en cuarto menguante, un arco de alabastro suave lanzando flechas untadas en curare: tu ser en femenino absoluto; tu fuerza vital de céltico, arcano abolengo; tu erotismo contenido y aprisionado en pixeles.

    Existes y no; la cámara te ha transformado en ninfa y objeto; incapaz no obstante de robar tu alma. Luego entonces serás sueño, nada más. Olvidable quizás, pasajera; pero aun inasible, una llama al rojo blanco, rojo y blanco en ojos y cerebros pervertidos o dolientes, ansiosos o ilusos. Eterna y efímera, reducida a ceros y unos, pero joven para siempre; y los bytes y pixeles contarán una historia de belleza y juventud indómitas en incierto parasiempre.

    Y como llama que eres, como magnesio y fuego, tal cual quemas brevemente; mientras tanto un hambre de ti detona una suave avidez de tocarte, de saberte y conocerte; de ser un felino enorme o un lobo de fábula nadando en láctea seda. 

    Para después guardarte en una caja que diga: "Nada, nunca".




Photo by Yaoqi LAI on Unsplash

viernes, 14 de julio de 2017

Licántropo con escamas. En vivo y en directo.

    Siento que de vez en cuando la vida puede consistir únicamente en recordarse algunas cosas. Pequeños y efímeros trucos para hacer el Mundo diferente y precioso por un momento.
    Aunque no dejes de sentir el apremio de tus cosas, de tu vida verdadera, de tu rutina asesina; conviene entregarse a la alucinacion de que los días podrían ser así como hoy. Para siempre, por qué no.
    ¿Por qué no? Porque sabes que tu día a día es un vicio. Porque la resignación puede ser el catalizador de la inconformidad. Porque hay mucho que no has cosechado en tu planeta de origen, y aun más que falta por sembrar. Porque no tiene ningún sentido recompensarte a cambio de nada.
    El egoísmo entonces se convierte en una puerta que se abre en dos sentidos.
    Mañana volveras a la llovizna inoportuna de la realidad. Pero antes, te quemas los hombros con alegre irresponsabilidad, con abandono infantil casi olvidado.
    Y al fin consigues una sonrisa más limpia y honesta, para llevarla contigo hasta que se desvanezca de tanto usarla...

viernes, 7 de julio de 2017

Una Musa dedicada. Hermosa sombra.

Una Musa Dedicada. (Ezis, hija de Nix).


    Ya no recuerdo desde cuando llegaste. Un día así, como si tal cosa, ahí estabas. No sé cómo fue que me encontraste, o por qué a mí. Solamente sé que aquí estás, tiñendo momentos y matizando el brillo de algunos, de muchos recuerdos.

    No tengo miedo de admitir que a veces te odio, y otras quiero odiarte inútilmente. Mas a veces cantas, y tu voz es dulce como el recuerdo de los besos; y la luz azul de tu canción baña las cosas de inocencia.

    Pero eres tan posesiva. Me embaucas con hechizos y espejismos, murmuras con dulzura palabras que me gustan; haces pases hipnóticos que ondulan entre renglones, deslizándose por los párrafos como zarcillos impertinentes o cabellos de Medusa.

    Ocasionalmente dejas correr el carrete y puedo dejarte atrás; en momentos como éste puedo bucear en la sospecha de que siempre me esperas en casa; quizá acurrucada bajo la mesa, abrazando tus rodillas con paciencia infantil. O tal vez te metas en la cama que compartimos cada noche y te toques pensando en mí. Probablemente mientras esperas, sacas los álbumes y acaricias las fotos de mi Madre muerta para que te sienta al verlas.

    Y no es que no hagas cosas por mí. Eres de hecho una musa dedicada y eficiente. ¡Hay tantas cosas escritas que me dictaste al oído!

    Pero Ezis, querida... tu amor me está matando.

    Cierto, sin tí hubieran sido días, tardes, noches diferentes; meses o años diferentes; yo mismo no sería éste que amas y celas. Pero mira: la sombra bajo mis ojos va más allá de la herencia; mi frente quiere crecer más cada día; la trama indomable de mi pelo se deslava. Y apuesto a que hay algo tuyo en mis ojos que los demás ven pero no logran explicar.

    Tú eres eterna, hermosa sombra. Yo comienzo a aferrarme a un tiempo cada vez más delgado, más ralo. Los minuteros ya pasaron de mi media hora y cada vez me cuesta más detener el segundero.

    Ahora la balanza se nos inclina, amor. Ve y encuentra a alguien más. Hace mucho que debí encontrar otra musa, y ¿quien sabe?, tal vez ya lo haya hecho. Tal vez no. Tal vez puedas volver más tarde...