viernes, 21 de julio de 2017

Flor de Fuego. La ociosa descripción de una mujer de luz.


Flor de Fuego. Una fotografía sin título.


    Tus ojos hacen promesas, grises motas verdosas, diques de palabras. Tu pelo rojo rabioso llama sedosa, telaraña de fuego donde ideas y sueños yacen en sus capullos.

    Y te cubre una piel de leche, ciñendo aquello de lo que están hechos los sueños húmedos. Llevas una sonrisa atrapada en los labios que rehúsa mostrarse, como esperando un pretexto, o exigiendo tal vez una chispa de adoración lasciva en mis ojos ordinarios y sedientos.

    Un aura de encaje del color de las uvas oscuras te cubre suficientemente escasa, provocando un ansia curiosa y lúbrica; injusta, burlona provocación en forma de parábolas y elipses y esferas, colinas, valles, pasturas de vello transparente.

    Y eres una luna en cuarto menguante, un arco de alabastro suave lanzando flechas untadas en curare: tu ser en femenino absoluto; tu fuerza vital de céltico, arcano abolengo; tu erotismo contenido y aprisionado en pixeles.

    Existes y no; la cámara te ha transformado en ninfa y objeto; incapaz no obstante de robar tu alma. Luego entonces serás sueño, nada más. Olvidable quizás, pasajera; pero aun inasible, una llama al rojo blanco, rojo y blanco en ojos y cerebros pervertidos o dolientes, ansiosos o ilusos. Eterna y efímera, reducida a ceros y unos, pero joven para siempre; y los bytes y pixeles contarán una historia de belleza y juventud indómitas en incierto parasiempre.

    Y como llama que eres, como magnesio y fuego, tal cual quemas brevemente; mientras tanto un hambre de ti detona una suave avidez de tocarte, de saberte y conocerte; de ser un felino enorme o un lobo de fábula nadando en láctea seda. 

    Para después guardarte en una caja que diga: "Nada, nunca".




Photo by Yaoqi LAI on Unsplash

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