viernes, 27 de octubre de 2017

Pendiendo de las hebras grises. Días de desconcierto.



Esos días de desconcierto han vuelto

con un aguijón semiautomático;

la armadura falló y de repente ignoro

la vía fácil para huír de las feromonas.

Me duele saber que las razones

están en tus ojos, y no tener

tu boca

para anular la gravedad.

Pienso tu nombre para exorcizarla.

Vuelve con tus ojitos tristes,

vuelve con el lunar,

regresa un poquito cada día y dame

el salvavidas de tu distante beso.

No permitas que ella me deje

pendiendo de las hebras grises,

roto con las grietas de mis ojos,

muerto de verdad en mis cuarenta años.

Sabes que no tienes que quererme,

sólo apretar lo que te dí a guardar;

ser el espejismo que me atraiga;

ser mi afónica, mi dulce Polly.

Prefiero aullarle a tu luna fría,

prefiero rascar en tu puerta

que jugar a ser mi padre

o aprender a respirar compasión.




Foto por NASA en Unsplash.

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