viernes, 19 de enero de 2018

Cuarenta y seis. Flotando en un océano hiperactivo.


Cuarenta y seis.

    ¿Qué se hace con los años que acumulamos? ¿En dónde están guardados, o en qué los convertimos?

    Porque a veces tiran de ti hacia abajo, y otras te llevan a cuestas como olas. En ocasiones se suman, y quedan unos sobre otros como cubos de madera, o cajas vacías que contenían cosas suaves, o brillantes o sonoras. Y aun en otras disminuyen, reptan bajo las puertas y vuelan por la ventana sin mediar despedida.

    Y entonces, ¿están en la sonrisa o en las líneas junto a ella; en el pelo que aun queda o en las nubes rebeldes en las sienes?

    Tal vez han estado ahí siempre, esperándote agridulces; conscientes de todo lo que verás hasta llegar e incapaces de decírtelo. Años con sonrisas de crayón, de acuarela y de puntillado diminuto. Años de cejas juntas, de comisuras como arcos lánguidos.

    Más años, menos cada vez que soplas o que brindas. El tiempo da y quita: familiares, amigos, amores, sueños.

    En medio tú, ora arriba y abajo como flotando en un océano hiperactivo; ora parado al centro mientras todo el Universo gira a tu alrededor. Si pones atención quizá puedas verte pasar a ti mismo, aunque sin poder tocarte, ni advertirte sobre la apendicitis o el infarto; sin poder decirte que tu crush perdido volverá y que te prepares, o simplemente que todo estará bien. Que todo pasa, y pasará también el dolor, aunque jamás se irá del todo.

    Un día, despiertas y comienzas a ser otro. Una noche, te vas a dormir y habrás sobrevivido una vez más. 

    Así que, Feliz Cumpleaños.





Photo by Kevin on Unsplash

2 comentarios: