I've been searching for an angel in white;
I've been waiting for a woman who's a little of both,
And I can feel her but she's nowhere in sight".
Eagles.
Sátiro.
Mírame, sentado en el ojo de este torbellino de rostros y miembros y prendas, en esta lluvia de palabras tan banales como graves. Tú y las demás, el viento de esta hecatombe en miniatura; esta tormenta minúscula tan propia de mi género. Estaría tan cansado de ello, si no me levantara cada día como un sátiro, si no me viera macho cabrío en el espejo.
En ocasiones creo que me gusta más la idea de perseguirte que la de conseguirte. Tal vez no sepa qué hacer contigo si te atrapo. Eso me mata un poco cada vez que esa idea maldita asoma como muñeco de guiñol.
Ignoro si no dejo de buscarte -a ti y a las demás-, porque ya inicié la cacería o porque necesito que esta sea mutua.
O tal vez sea una manera de callar la voz que aun escucho; o mentir al alma con promesas inertes de sudor y saliva. Quizá realmente logré morir por dentro para revivir allá afuera.
No sé si es de verdad la llamada endocrina, impulso darwiniano, recompensa al egoísmo, o tan sólo quiero apresar algo entre mis poros. Realmente da igual. Sé cómo será el último día de mi último calendario; presiento que nadie volverá la hoja.
Pero mientras me he prometido arder; jurado hacer de mis días un horno o un cobertor al menos; o yesca o cerillo. Y a ti -y a las demás-, quiero hacerte sudar, renegar de toda prenda; yacer en el sopor de una lúbrica resolana. Guardar las cenizas de los recuerdos en nichos detrás de mis ojos.
Sólo espero a que el torbellino ralentice y pueda atrapar tu brazo, y atraerte a mí, una de estas noches.
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