viernes, 22 de junio de 2018

Humo y Niebla. Noches intactas.

Humo Y Niebla.

    Quiero dejar asentado que te busqué; entre nubes blancas y grises, en haces de luz y rincones oscuros como pupilas o susurros.

    Varias veces pude entrever tu pelo y su olor, el esmalte de tus uñas, la suave piel de tus muslos, fuera blanca o bronceada. Pude adivinar tu voz y todo su rango del susurro a la risa, del gemido al estertor. Tu rostro mismo casi apareció ante mi, como una hada o una ninfa.

    Hoy nuevamente te llamas ausencia; cumples mi deseo de no quedarte, estafándome como una diablesa consecuente. Está bien. Pasé demasiadas noches emboscándote bajo la luna; llevando un ramo auténtico de lo poco que tengo. Tú quieres humo y espejos; clichés como cuentas de plástico. Harta de barrotes en tu ventana, huiste con tus grilletes abrazados a tu pecho. No sabes que no quieres tu libertad, sino un cautiverio diferente.

    La verdad es que no tengo una celda para ti, ni espacio en una torre que no puedo ni sé construir.

    Vuelves al humo y a la niebla, sin rostro ni cuerpo otra vez.

    Deja mis noches intactas; ya sabré yo si te lloro o me burlo, o te olvido descaradamente. Aquí no pasó nada. Ignora mi honesta brutalidad: nunca exististe. Apenas llegué a imaginarte, y fue tal como yo quería; sin lazos, sin consecuencias.

    Ya entiendo que no puedo ir más lejos que la propia piel. Que tú sólo ambicionas la idea de ser la fiera, el depredador. Lo que buscas realmente, no lo entiendo ni lo tengo, ni lo soy.

    Adiós.




Photo by Sharon McCutcheon on Unsplash.

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