El Suéter Rojo.
Poder parar los latidos,
respirar y nada más;
detener la insulsa maquinaria
y no perderme en los sueños
del vacío disminuyendo
a cada golpe de tu sonrisa.
Negar tu nombre mil tres veces,
convertirte otra vez en solo una foto,
volver a guardarte en la caja del amor de niño
y regresarte al día de mis trece años,
tu risa, tu pelo, el suéter rojo,
mi imberbe adoración y nada más.
(090114)
Una vez, cuando te conocí
de nuevo,
mi alma volvió al lugar
-a la hora y al segundo-
al punto exacto
donde tu rostro fue
el fin de mi niñez.
Si en esos días fuiste causa
y pretexto,
¿qué conjuro te haría otra?
(090114)
La Ultima Página
Deja latir el corazón,
deja el aire entrar y salir.
Permítele al alcohol desinfectar
y que el cigarro queme
los años solitarios,
el miedo a "ser feliz".
Suda la tinta de siempre,
que corta, rasga, desbarata;
piensa en los ojos o la risa,
finge que un día dormirá a tu lado.
Sigue así:
vive solo, muere joven.
Porque mañana viene otro día
y será igual a éste,
mejor que éste,
y aun peor que éste.
El tiempo merodea,
amigo: te estás muriendo.
Al menos muere con la pluma en la mano.
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