viernes, 31 de marzo de 2017

Nuestra Noche. Microhistoria.

Nuestra Noche.


    Me emociona y aterra a la vez el saber que vendrás a la cita, y que esta vez será para quedarte.

    Quiero decir, no es como si fuera la primera vez que nos vemos, pero el saber que ya jamás nos despediremos al llegar el día es una idea tan Grande y Definitiva... Es verdaderamente la realización de un sueño, ¿no es cierto?

    Recuerdo la primera vez que te ví, con tu vestido azul, el pelo negro te llegaba apenas a los hombros y eras hermosa imposiblemente aun sin rastro de maquillaje. Y eras además una mota de salvaje y dulce color en ese paisaje gris, en esa calle extraña e interminable cuyo nombre desconozco tanto como el tuyo. Pero tú y tu presencia bastaron para dar sentido a la posible confusión, y sólo contigo pude alguna vez entender que la sonrisa era por y para mí. Y así sonriente tomaste mi mano y caminamos por aquella calle de monocromático encanto, hasta que tuve que regresar al mundo que conocía.

    Dos encuentros más, casi iguales, y ya entendía que eras Mía; y no fue ninguna sorpresa cuando aceptaste mis manos y mi boca, y desde entonces hubo noches dedicadas a saborearnos sin reserva alguna. Todo, desde lo más dulce hasta lo más perverso, surgía naturalmente y sin casi mediar palabra.

    Al principio regresar a mi vida después de pasar la noche desnudo contigo en mil y un lugares, escenarios y paisajes -nunca el mismo-, no era tan malo. Saber que volvería contigo y recordar tus apremiantes suspiros y gemidos, esa crema inmaculada de tus muslos, la textura delicada pero elástica de tus pezones, el variable sabor del lóbulo de tu oreja mientras lo besaba, con mis dedos hundidos en tu cabello revuelto... Todo eso hacía la vigilia ligera, soportable. Luego, la vida diaria y simple sin ti fue un precio que estuve dispuesto a pagar. Estar contigo era mejor que la circunstancia más feliz o afortunada.

    Pero día a día, fuí odiando más el sentir los ojos abiertos y no verte, y el mundo se convirtió en una losa ardiendo sobre mis hombros. Volver a tu lado era el más puro bálsamo, la panacea al dolor de estar despierto y lejos de ti.

    No lamento las despedidas que no dije, ni siento culpa alguna como para dejar disculpas en un pedazo de papel. Una píldora tras otra y trago tras trago de whisky, la certeza de lo nuestro se hizo clara y nítida. Si los médicos pudieron hacer algo para salvarme, o cuánto tiempo yaceré inconsciente en una cama aséptica, estéril e impoluta, realmente no lo sé y no me puede importar menos. Soñar -vivir-, contigo es ahora mi vida real.

    Porque aquí llegas ya, el amor vestido de azul; el pelo negro y los tenis blancos. Sonríes como siempre y como jamás, y ahora no sólo sé que eres mía y siempre fuiste sólo para mí. Ahora sé que soy tuyo para siempre y que nunca volveré a despertar. Nuestra noche juntos jamás acabará.





viernes, 24 de marzo de 2017

Voz, o un faro para un alma.

Voz.

    Háblame. De sueños, de cosas vanas y tontas. Háblame de ti, de cómo te fue hoy; háblame de quien serás mañana o lo que puedas -o quieras-, de ayer.

    Regáñame por llegar tarde o por ser desordenado. Enmascara mis defectos, aquellos que te exhasperen o esos que te enamoran con picantes piropos y lisonjas melosas. Diserta sobre lo que te gusta de mí para intentar diluír lo que apenas toleras. Impón tu voluntad con tiránicas sugerencias cándidas.

    Dí la risa, sea alegre o de la otra; háblame una enciclopedia en un puchero y un mohín; grítame con ese silencio en donde "no pasa nada" jamás.

    Y haz tus conjuros y tus encantamientos al desnudo, desmancha la noche con gemidos y susurros de vapor; ancla mi mente y bendice mi carne entre procaces verbos, obscenos sustantivos y adjetivos lúbricos.

    Háblame a tu manera y como tú sola sabes. Háblame hablando o callando, mirando o tocando. Canta destemplada o armoniosa. Sólo no calles jamás.

    Porque fue tu voz la que me guió a este aquí y ahora; porque eres Ariadna y me traerás de regreso con una guirnalda de palabras; porque mi casa está hecha con los ladrillos de tu risa.

    Porque tu voz hace mucho tiempo tomó el lugar de mi alma.

"I hear her voice
And start to run
Into the trees". The Cure. A Forest.




viernes, 17 de marzo de 2017

Mujeres y Memoria. Un murmullo adentro.

Ábaco en el Pecho.

    Quise contar las veces que te he perdido, y he llegado a la conclusión de que no hay sistemas para calcularlo. Es que me he dado cuenta de tu naturaleza furtiva, y encontré una mordaza con todos tus nombres en ella que hace juego con la mía.

    Así, no puedo hacer un recuento de extravíos porque nunca he sabido si realmente te tenía.

    Vinieron a saludar por supuesto, esas partidas de ajedrez contra el miedo; aquellas veces que me sentí diminuto y esas otras en que en efecto lo era. Incluso una donde, modestia aparte, yo era más grande.

    Recordé algunas veces en que yo no pude darte lo que tú querías. Otras veces en que tú preferiste ser de y con alguien más, o ser sólo tuya. Días en que tu vida estuvo demasiado llena como para contenerme a mí también.

    Ocasiones en que llegué tarde y tú ya te habías ido.

    Desencuentros. Ausencias. Silencios empecinados. Palabras inertes.

    Momentos larguísimos en que nos llamamos y nunca nos escuchamos de verdad.

    Para serte brutalmente honesto, ojalá pudieras ver que cualquier otro ya se habría rendido y decidido a irse. Bueno, continuando con eso de la honestidad, yo no soy cualquiera. La mayoría de las veces me has enseñado a guardar silencio para después sentarte ahí, altiva y hermosa, y modesta e incrédula, y a veces francamente desdeñosa, esperando mi voz, impaciente. Con una o dos excepciones sin embargo, siempre silenciosa. ¿Y dónde está tu voz, me pregunto?

    Y como he de prescindir de ultimátums y reproches y chantajes sentimentales, que a mí tampoco me gustan, sólo puedo pensar en contar las veces que te he perdido.

    Ojalá algún día pueda contarte el día que te encontré.









    Afuera la luz nueva, que quema y enceguece, que atosiga, que sofoca. Mientras siento las sombras viejas regresar al interior.
    Porque mi voz se perdió en el camino y no llegó a tus oídos que ya se van de nuevo.

viernes, 10 de marzo de 2017

Querencias en la Pausa. Un poco de 'whisful thinking'. Un poco de calma chicha.

Grande

    Quiero fuego griego para matar quimeras y minotauros.
   Quiero tiempo suficiente para buscar palabras formidables y hacer cadenas y guirnaldas, y lazos y encajes y ligueros y lascivas mascadas de seda.
    Quiero agua tibia y aceite de vainilla para untar la piel de la mujer que me roba el aliento.
    Quiero que esa mujer me robe el aliento.
    Quiero a la mujer que quiero que me robe el aliento.
   Quiero noches silenciosas plagadas del canto de los grillos, y de estrellas estridentes hipnotizadas por una luna casquivana.
    Quiero miedo eterno para poder ser valiente a diario. Quiero que ese miedo me tema.
    Quiero lloviznas impredecibles.
   Quiero chubascos inmisericordes, diluvios lovecraftianos de cósmica indiferencia, soles impúdicos bailando tras siete velos.
  Quiero veranos de pieles desnudas y sudor perlado, y lánguida pereza, y ocasos radiactivos, y noches sin sábanas.
    Quiero inviernos de cruel ternura; de poros cerrados que inciten a buscar calor en el abrazo, en el fuego y el recuerdo.
   Quiero el tiempo de mañana para aprender a adorar el cabello gris, ver la paz y la eternidad prometiéndose en sus ojos, leer nuestra historia en los surcos de la piel.
     Quiero en suma, un amor tan grande que sea imposible comprenderlo; que me vuelva loco el tratar de imaginarlo; tan omnipresente y ubicuo que se asome por las pupilas y tras las ventanas, entre los dientes y los pliegues del cuerpo. Relativo y absoluto como el tiempo; positivo y negativo; un licuado molecular de yin y yang, linga y yoni; ella y él, tú y yo, pan y cebolla, vino y queso...
    Un amor tan grande que desplace a la muerte en su trono.

"Looking out for love
Big, big love". Fleetwood Mac. Big Love.





Una postal desde el paréntesis.

    Esta hora se resiste a morir y sin saber cómo el ánimo se me va un poco a la deriva. Puede ser que hoy me siento un poco más solo, o quizá que los días son más largos y la noche se va apenas terminado el café. Tal vez es la única canción realmente buena de Phil Collins. O que es lunes, aunque ha sido lunes por casi un mes ya.
    O quizá simplemente me hace falta ver el mundo en índigo, a falta de tardes azules. Cabe, claro, la posibilidad de que realmente sea un adulto ahora y por lo tanto esté incompleto. Que tánto fingir "estar bien" a fin de creerlo, agotó otra vez las reservas de credulidad. Que la sonrisa diaria vuelve a caer por su peso.
   Y aun, en todo eso se asoma la sospecha, con su sonrisa marca Cheshire, de que sé exactamente qué pieza me falta en el rompecabezas. Miro por la ventana y de reojo veo las dos paredes curvas, ambas diestras y siniestras. Entonces entiendo qué es todo ésto.
   Y está bien por el momento, esta vida suspendida entre una pausa y una continuidad; está bien esta proverbial calma, este respiro acompasado, este ojo de huracán minúsculo. Incluso aunque extrañe la adorada tormenta.

"...And there's nothing left to remind me
Just the memory of your face". Phil Collins. Against All Odds.






viernes, 3 de marzo de 2017

Yo a través del prisma. Cubos imaginarios, cantos de sirenas y luz distorsionada.

    Qué peligroso es intentar mirarte a ti mismo, aun si la mirada es diferente, porque lo hacen los mismos ojos de siempre. El peligro está, por supuesto, en las cosas que descubres y el grado de voluntad que tengas de hacerlo.
    Cómo la cabeza se te convierte en un laberinto flexible, que cambia de forma y tamaño e invierte sus polos sin enviarte un sólo memorándum o mínimo un whattsapp. Y existen palabras que modifican o cuajan universos de bolsillo, y silencios que iluminan o interrumpen el destino de tus ojos.
    Imposible tomar decisiones, sean sensatas o valientemente necias, cuando sientes tus células reemplazándose; cuando un 'pero' cae silbando del cielo; cuando despiertas sabiéndote diferente cada mañana. Sereno o desesperado, invariablemente ruegas por un hecho y una textura, una palabra que sirva de mapa, por alguien que alquile o done o venda verdades infalibles.




La Verdad Guardada (Sirena).

    Me dices la 'verdad' que guardas, un dolor ajeno y extraño que viene del espacio; es un monstruo renegón de ojos bizcos y piel de consistencia viscosa. Luce cual espejismo, cual holograma; como un efecto especial que lucho por y fracaso en creer.
    Y entiendo que lo haces porque el tiempo ha juntado nuestros hombros. Y porque nuestros caminos corren paralelos por mucho o poco que sean iguales. Porque hay sitios en el tiempo que nos son comunes. Indudablemente también porque una parte de ti y de tu mundo contiene cosas y fotografías y memorias del mío.
    Te agradezco. Pero no puedo ni quiero creerte.
    No puedo, porque esa 'verdad' viene de otro lugar y otro tiempo y otro mundo que no son míos y no quiero conocer; porque está hecha de un aliento rancio, de desilusión, de tiempo incompleto y sabrá Dios qué más.
    No puedo, porque tu propia verdad te hirió y quizá eso ha puesto fantasmas en tus córneas. Porque tu pecho está vacío y desesperado, y tu brújula y tu mapa dudan uno del otro.
    Y no quiero creer, porque sé que me miras bajo tu hombro y me crees cubierto por tu sombra. Porque tú además de mí y los demás me crees insuficiente y magro, y crees que mis engranes son blandos. Porque me exiges que apueste la piel y el cerebro y el corazón y todo lo demás, y luego siembras la duda, y después me deseas provecho. No quiero, porque guardaste la 'verdad' y me la diste tarde. Debiste callar.
    No quiero, porque no puedo permitir que la 'verdad' me emborrone la sonrisa más hermosa, la promesa en sus ojos, el único futuro que puedo creer posible.
    No quiero, porque al final del día no tuve sonrisa, ni brazos suaves ni grave ronroneo, y tú en cambio fuiste al lugar donde sanas a propósito y lastimas sin querer.
    Sé que soy injusto y sé que quizá después te pida perdón por esto, llegue a ti o no. Pero las reglas no escritas de nuestra Coincidencia quizá demanden el hacernos bien aun de esta manera.
    Y si acaso tienes más 'verdades' guardadas, pues guárdalas bien.
    Entiende que yo ya sólo puedo escuchar su voz, que estoy sólo y a la deriva y no quiero ver los arrecifes. Y, Palas me ampare, quiero ir con mi sirena.




Johari Sakura.

    Vagando por las cuatro habitaciones, contemplo las ventanas con fascinación casi morbosa. Es difícil ser testigo de uno mismo, y más aun imaginar con un escalofrío lo que duerme en los ojos de los demás.
    Hay también una habitación donde se guarda lo innombrable y lo ignoto, las sombras fugaces del reojo. Pero es inútil temer esa estancia que muy probablemente está compulsivamente ordenada; las cosas que ahí habitan sólo saldrán si alguien intenta encender la luz.
    Es mejor mirar por la ventana; ver con los ojos limpios el paisaje desértico; las seis paredes lisas y transparentes del pequeño cubo; la escalera: el caballo; la tormenta; las flores. Es mejor darte cuenta de tu hermosa imperfección y entender el azar maravilloso de Tiempo y Espacio. El potencial de lo que canta en tus venas. Probar la dicha verde en las hojas de hierba, rezar con fé y alegría el Invictus.
    No llores por lo que no pasará.
    No ignores las horas de plata prístina.
    Y deja, por lo que más quieras, derramarse la sangre que deba correr, sobre lo que más quieras; la recompensa por ello, si la hay, será un planeta entero de tu propiedad, un mar cuyas orillas giman sonrientes. Y si la recompensa no llega, no será tu sangre la que haya fallado.
    No puedes cambiar lo que otros ojos guardan de ti. Cariño. Lástima. Lujuria. Simpatía. Codicia. Piedad. Envidia. Puede ser cualquier cosa, o más de una o mil, y acaso todo al mismo tiempo. Y no puede importar menos.
   Sólo importa la luz distendiendo el iris, permeando el cristalino, bendiciendo la retina, chisporroteando en el nervio óptico, besando tu cerebro, llenando tu corazón, esculpiendo en la arcilla de tu alma.

"And as you're looking at me
It's a deep ecstasy
And no word is enough.
Just shine the light in my eyes
And hypnotize me, Love". Wang Chung. Hypnotize.