viernes, 24 de marzo de 2017

Voz, o un faro para un alma.

Voz.

    Háblame. De sueños, de cosas vanas y tontas. Háblame de ti, de cómo te fue hoy; háblame de quien serás mañana o lo que puedas -o quieras-, de ayer.

    Regáñame por llegar tarde o por ser desordenado. Enmascara mis defectos, aquellos que te exhasperen o esos que te enamoran con picantes piropos y lisonjas melosas. Diserta sobre lo que te gusta de mí para intentar diluír lo que apenas toleras. Impón tu voluntad con tiránicas sugerencias cándidas.

    Dí la risa, sea alegre o de la otra; háblame una enciclopedia en un puchero y un mohín; grítame con ese silencio en donde "no pasa nada" jamás.

    Y haz tus conjuros y tus encantamientos al desnudo, desmancha la noche con gemidos y susurros de vapor; ancla mi mente y bendice mi carne entre procaces verbos, obscenos sustantivos y adjetivos lúbricos.

    Háblame a tu manera y como tú sola sabes. Háblame hablando o callando, mirando o tocando. Canta destemplada o armoniosa. Sólo no calles jamás.

    Porque fue tu voz la que me guió a este aquí y ahora; porque eres Ariadna y me traerás de regreso con una guirnalda de palabras; porque mi casa está hecha con los ladrillos de tu risa.

    Porque tu voz hace mucho tiempo tomó el lugar de mi alma.

"I hear her voice
And start to run
Into the trees". The Cure. A Forest.




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